Quince días atrás, el presidente Néstor Kirchner repitió un ritual, casi una liturgia que se clona en cada distrito en el que puede hacerlo. Tomó del brazo al presidente provisional del Senado, José Pampuro, ex ministro de Defensa, y lo alentó a lanzarse a la competencia por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. “Empezá a mostrarte. Si de veras querés ser gobernador ya tenés que salir al ruedo”, aconsejó-emplazó Kirchner al senador. Pampuro nunca ocultó su deseo de competir por el cargo, pero era, hasta ahora, uno de los aspirantes de más bajo perfil, cuyos anhelos se transmitían en palabras, no en hechos.

Con Felipe Solá empeñado en tentar su re-reelección a través de un fallo judicial, el resto de los potenciales competidores por el oficialismo entraron en un compás de espera que Kirchner considera desventajoso. El Presidente gusta tener hombres de confianza con apetencias electorales que se expongan ante la sociedad, para poder contar con un abanico de opciones a la hora de decidir quién correrá con la chaquetilla de sus colores.

Hasta ahora, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, era el único que seguía en movimiento a pesar de la impasse impuesta por la decisión del gobernador. El secretario de Gobierno bonaerense, Florencio Randazzo, un joven ponderado por el Presidente, congeló sus actividades ante el ralentí que impuso su jefe con el anuncio de la presentación ante la Justicia. En la provincia creen que la presentación se realizará entre octubre y noviembre. Mientras tanto, y como buen soldado kirchnerista, el senador Pampuro comenzó a armar equipos de opinión, de evaluación de problemas distritales y abordaje de los sectores medios e intelectuales, además del natural arrastre popular que tiene tanto el peronismo cuanto el Frente para Victoria con sus organizaciones sociales. La estrategia, sin embargo, ya fue trazada en la campaña que Pampuro compartió con CFK en octubre pasado, cuando fue compañero de fórmula de la primera dama. Y, además, cuenta con el marco de enorme popularidad que derrama el Presidente en la provincia más poblada del país.