Carlos Rozansky es el presidente del Tribunal Oral de La Plata que condenó a Miguel Etchecolatz hace tres meses. Estuvo ayer en la presentación del documental sobre el caso preparado por la Comisión Provincial por la Memoria y presentado en el Salón Dorado de la Municipalidad. En ese contexto, y en un breve contacto con la prensa, habló de los efectos de la condena de genocidio, a la luz de la desaparición de Julio López y del traslado del expediente a la jurisdicción federal. “Todo esto es surrealista –dijo–, porque tratar de entender la dimensión de la desaparición de López en el medio de un juicio como éste, uno siente que tiembla el piso. El problema es si creemos que acá no se está moviendo el piso sino que es una tormenta.”

–¿Cuál es su mirada del documental?

–Creo que mostrar el juicio de esta manera es mostrar un contraste, el contraste de una justicia que después de 30 años llega, y que puede no seguir llegando si estas cosas siguen pasando, o si no se aclaran. Porque si no, no hubieran pasado. Esto pasa para algo y la respuesta debe ser que, pase lo que pase, esto sigue. Se seguirá moviendo el piso, pero esto sigue. Esto es una tragedia enorme, pero ni siquiera una tragedia tan enorme puede llevar para atrás algo que costó tanto construir, sobre todo aquel espacio que permitió que el juicio se hiciera.

–¿El cambio de carátula va a tener consecuencias concretas?

–No sé en qué se va a traducir en la práctica, porque es imposible saberlo ahora por la investigación. Lo que sí sé es que el traspaso a la Justicia federal es el primer paso para reconocer la dimensión de lo que sucedió. De otra forma uno lo que sigue pensando es que acá hay una persona extraviada, una averiguación de paradero, y me parece hasta ingenuo pensar que en un país como el nuestro, y con lo que ha sucedido, se crea que en tres meses una persona que tenía que llegar a un juicio y que se vio claramente que estaba en condiciones de venir para escuchar la culminación que son los alegatos y la sentencia, no es un paradero.

–Las últimas palabras de Etchecolatz durante el juicio fueron una amenaza hacia el tribunal. “No es este tribunal el que condena –dijo–, son ustedes los que se van a condenar.” Eso aparece también en el documental. A la luz de esas palabras, ¿cree que cambia la dimensión de lo que le pasa a López?

–No, es parte del contexto de hecho; eso si lo sumamos a lo que pasó hay que leerlo adecuadamente. Pero, bueno, son las palabras de una persona que acaba de recibir una sentencia máxima de un tribunal, que si bien lo desconoció, la pena se cumple. Ahora, si eso está vinculado o no a lo de López, yo no lo sé. Lo que sí sé es que la violencia del contenido sí está vinculado a lo de López y eso es más allá de Etchecolatz. Eso es para cualquier persona que piense y actúe o haya actuado de la manera que él actuó, y a ellos sí les tenemos que tener respeto porque, si no, nos vamos a equivocar.