La asamblea convocada para elegir al rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el edificio del Congreso cumplió con su cometido. Pero terminó también con siete estudiantes presos, varios heridos por los golpes y al menos dos efectivos que también sufrieron heridas. Los detenidos quedaron incomunicados y hoy serán trasladados al juzgado para tomarles declaración indagatoria. La FUBA convocó para las 9 a una concentración frente a los Tribunales de Comodoro Py.

Tomados de los brazos, los estudiantes formaban un cordón humano taponando las posibles entradas por las que podrían ingresar los asambleístas. Pero las bocas de las estaciones del subte A quedaron dentro del vallado perimetral que la Policía Federal tenía desplegado en las afueras del Congreso. Los dirigentes estudiantiles de la FUBA Martín Rodríguez y Santiago Gima, junto a un grupo de consejeros, decidieron entrar a la Asamblea con las credenciales para pasar las vallas y así impedir el paso de los delegados del oficialismo del rectorado, pero se encontraron con la negativa policial. Ese fue el detonante.

Todavía abombada por los gases, María Damasseno, copresidenta de la FUBA, contó a Página/12 que “sabíamos que estaba todo armado para la elección del rector, pero no que el operativo policial fuera tan grande. Desde temprano esperaban los camiones hidrantes y la infantería para actuar. Cuando vimos que entraban los decanos, nuestros consejeros también intentaron hacerlo, pero nos contestaron con golpes y empujones”.

Cuando los manifestantes vieron que todo seguiría su curso, y para intentar que se suspendiera la reunión, sobre la avenida Entre Ríos empezaron a tirar las vallas. La acción derivó en un forcejeo con la policía, hasta que la situación se tornó insostenible. La infantería atrapó a un manifestante al que sometieron en la explanada del Congreso al menos entre cuatro efectivos, por lo que el dirigente estudiantil Agustín Vanella, junto a otros estudiantes, se lanzó contra los que se llevaban a su compañero para intentar que lo soltaran. Entre manotazos y palos, los detuvieron a ellos también.

Ahí el desmadre fue completo. Mientras Rubén Hallú era elegido nuevo rector de la UBA (ver nota central), afuera los camiones hidrantes escupían chorros de agua con colorante azul y con nubes de gas pimienta y lacrimógeno intentaban repelir la defensa de los estudiantes que respondían con piedrazos y corridas.

Junto con Vanella quedaron detenidos Rodolfo y Alejo Caivano y Sofía Elgani, todos estudiantes, Diego Di Carlo, el docente Mauro Morgenfeld y Horacio Segovia, quien aparentemente se encontraba de casualidad en la manifestación. Primero los llevaron a la comisaría 16ª, en San Juan y San José, y luego los trasladaron a la Superintendencia de Seguridad, en el barrio de Lugano.

Los manifestantes se organizaron y decidieron dividirse en dos grupos. Uno fue a la comisaría y el otro tomó pacíficamente la sede del Rectorado durante dos horas para reclamar la liberación de sus compañeros. Más tarde, el nuevo vicerrector, Jaime Sorín, acompañado por algunos decanos, se acercaron hasta el Juzgado Federal Nº 7 a cargo del juez Montenegro, para interiorizarse de la situación de los detenidos. El abogado de la FUBA, Luis Orellana, explicó que iban “a estar incomunicados hasta mañana, cuando los lleven a Tribunales para indagarlos”.

Damasseno convocó a las 9 a los estudiantes nucleados en la FUBA. “Nos concentraremos pacíficamente frente a los Tribunales en Comodoro Py, para reclamar la liberación de nuestros compañeros. Hallú no estará tranquilo, nos movilizaremos todos los días porque no permitiremos que gobierne con la represión”, sentenció.

Informe: Julián Bruschtein.