EL PAíS • SUBNOTA
“Pidió hablar temprano conmigo. Apenas me vio nos abrazamos fuerte. Estaba como los chicos, temblaba y lloraba”, contó Jorge Altamirano, uno de los mejores amigos de Luis Gerez. “Lo noté mal, mucho peor que el viernes a la noche cuando apareció. En cuanto me vio, se puso a llorar”, relató a Página/12 Altamirano, el dueño de la casa donde se habían juntado a cenar un rato antes del secuestro. Una de las primeras cosas que quiso hacer Gerez ayer a la mañana fue ver a todos sus amigos. “No nos habló mucho de lo que sucedió, pero por la desesperación que tiene parece que fueron muy sádicos con él y se entretuvieron haciéndole una tortura psicológica muy fuerte. No tengo pruebas para acusar a (Luis) Patti, pero desde mi punto de vista los secuestradores son profesionales, no son improvisados. A raíz de lo que ocurrió, algunos amigos empezaron a asociar situaciones en las que Luis estaba en su casa y varias veces un mismo auto pasó por la puerta, como si estuviera vigilando”, dijo.
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