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“El Estado argentino es la conexión local del atentado contra la AMIA”
“El Estado argentino es la conexión local del atentado contra la AMIA”, rezaba el enorme cartel dispuesto bajo el escenario desde donde hablaron Laura Ginsberg, de la Agrupación por el esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA (Apemia), y Sergio Smietniansky de la Correpi, ambas entidades convocantes al más político de los actos que conmemoraron los ocho años del atentado a la AMIA.
A partir de las seis de la tarde se fueron juntando más de ochocientas personas en la Plaza de Mayo que escucharon, aplaudieron y vivaron a los cinco oradores que coincidieron en caracterizar al terrorismo de Estado como sicario de todos los mártires de la Argentina.
El periodista Quique Pesoa fue el encargado de conducir el acto que abrió con la lectura de un documento elaborado por Apemia. “El juicio es una parodia en la cual los acusados se jactan de cobrar coimas de 400 mil dólares”; “el juicio oral no es más que el intento de poner punto final a toda investigación seria” y “en realidad el juicio nunca empezó”, fueron las frases que disparó con voz profunda. Asimismo, el documento señala que “el poder político y las fuerzas de seguridad del Estado argentino son la conexión local de los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel, que indican que el terrorismo de Estado bajo la democracia sirve para imponer el plan económico que deja a la mitad de los argentinos en la pobreza y en la indigencia”.
A continuación del minuto de silencio dedicado “a los muertos y a los excluidos” tomó el micrófono Sergio Smietniansky, abogado de la Correpi. “A más de uno le parecerá rara esta plaza con caceroleros, piqueteros, madres, abuelas y estudiantes”, señaló, y se apuró a explicar que la lucha no es producto de unos “pocos loquitos”, como tampoco los hechos violentos no son aliados sino consecuencia del terrorismo de Estado porque “el hijo de puta que aprieta el gatillo sabe que tiene atrás quien lo absuelva”.
Los 30 mil desaparecidos durante la dictadura, los jóvenes muertos por el gatillo fácil, el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, los atentados a la AMIA y a la embajada, los muertos del 19 y 20 de diciembre y los asesinatos de los piqueteros en la estación de Avellaneda se hilvanaron en las palabras de todos los oradores. Pero el abogado de la Correpi fue quien observó que “este sistema sin represión no entra y la nuestra es la lucha contra la impunidad”.
Luego subió al escenario Agustín Panella, de la Federación Universitaria de Buenos Aires, quien les aseguró a los convocantes que los “estudiantes unidos vamos a apoyarlos siempre en la lucha” y se ganó los aplausos al solidarizarse con la lucha del pueblo palestino y señalar al premier israelí Ariel Sharon como un “asesino”. Luego el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel envió su solidaridad y se leyó la adhesión de las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes también señalaron que sus muertos “son víctimas de los mismos asesinos”. Los asambleístas de la Interbarrial de Parque Centenario también estuvieron presentes para recalcar que “cuando un crimen queda impune, alienta al próximo”.
Néstor Pitrola, del Polo Social, recordó la multitudinaria marcha de hace ocho años que repudió el atentado y apuntó que “aquella vez se pedía que se fuera Menem y ahora pedimos que se vaya Duhalde que es el encargado de mantener a los grupos de tareas”.
La última en subir fue Laura Ginzberg. Sus siempre movilizantes palabras se ganaron el mayor de los aplausos .
Informe: Gimena Fuertes.
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