EL PAíS • SUBNOTA › LA FIESTA MENDOCINA, ESCENARIO NACIONAL
› Por Eduardo Tagliaferro
Desde Mendoza
Para los mendocinos no se trata de una fiesta más. Para los políticos tampoco. Por eso quienes participaron de la tradicional Fiesta de la Vendimia fueron testigos de un hecho inusual en estos tiempos: en el mismo palco convivieron hombres del oficialismo como el vicepresidente Daniel Scioli, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el opositor Roberto Lavagna, y los radicales Gerardo Morales y Ernesto Sanz. En las segundas líneas compartían gradas los mendocinos José Octavio Bordón, embajador en Estados Unidos, y el ex ministro de Eduardo Duhalde, Rodolfo Gabrielli. La armonía se limitaba a estar en el mismo espacio. Apenas se acercaba un micrófono, cada uno cargaba las tintas sobre el otro. El dueño de casa, el gobernador Julio Cobos, una y otra vez se vio obligado a responder al titular partidario, el jujeño Morales, que no se cansaba de pedirle “tranquilidad” o decir que “la sigla UCR en Mendoza no será utilizada para acompañar a Kirchner”. Junto con las internas propias de un año electoral se cruzaban los más variados personajes de la farándula.
El sábado soleado invitaba a que el palco frente al hotel Hyatt desbordara de políticos. La transnochada de los que la noche anterior presenciaron el desfile de las reinas departamentales mendocinas presentadas por Teté Coustarot se notaba. Con lentes de sol y en algunos casos con sombreros de paja como los que inmortalizaron una foto de Carlos Menem en los links de golf, las personalidades fueron dando el presente. Junto a las autoridades nacionales y a Cobos se alinearon los gobernadores José Luis Gioja, de San Juan, y Angel Maza, de La Rioja. Legisladores había de todos los colores.
Por el medio de la calle, por cuadras y cuadras, las carrozas ornamentadas con motivos alegóricos a la viña paseaban a sus reinas. Desde los carruajes las reinas y princesas arrojaban al público uvas, melones, vino, agua, un simbolismo de bonanza. La senadora mendocina Marita Perceval se negó a firmar un autógrafo que en chanza le pidió un conocido luego de que ella se desprendiera de un melón que había atajado desde un carruaje. Luego de arrojar los frutos, es común que a las reinas les pidan autógrafos. En las veredas el público se cruzaba con los senadores Sanz, Celso Jaque, Carlos Rossi, Ricardo Gómez Diez, César Gioja. En paralelo, el Hyatt exhibía un cóctel VIP en el que departían Carlos Bilardo, el empresario de medios Daniel Vila y su socio o ex socio, Carlos Avila. La casa de Vila es precisamente la residencia donde la noche del viernes el empresario mostró su poder de convocatoria. En esa ocasión los miembros del gobierno de Cobos pegaron el faltazo. Es comidilla en Mendoza la patada y cachetada que Vila le aplicó al director de Deportes local en el anfiteatro Bustelo. Para explicarla recordaban que reclama al gobierno provincial terrenos cercanos al Estadio Mundialista y casualmente también a sus propiedades. Más que por este motivo, los funcionarios explicaban que no concurrían porque la foto de cierre es con un fantasma de la política y los negocios, José Luis Manzano. “¿Y Raúl Moneta?”, preguntó este diario a un funcionario provincial: “En la casa de Vila no sé si está, pero no tenga duda de que su espíritu y su mano siempre están. Aunque usted no lo vea”. Ayer Manzano llegó al tradicional almuerzo que realizan los bodegueros cuando los miembros del gabinete nacional se habían ido. Las entradas y salidas de esas carpas parecían movidas de ajedrez. Lavagna demoró su paso para no coincidir con Scioli, Fernández y Tomada.
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