Los jueces no quieren mandarlos a cárceles comunes, porque allí no están dadas “las condiciones de seguridad”. En el Ministerio de Defensa tampoco aceptan que sigan encerrados en dependencias militares, “porque la función de las Fuerzas Armadas no es vigilar a los presos”. Por eso, reacondicionaron una unidad especial con cerca de cuarenta plazas en donde funcionó el Escuadrón de Exploración de Caballería del Ejército, en Arana, cerca de La Plata. Ahora, los organismos de derechos humanos dicen que ahí estaba el pozo de Arana, uno de los centros clandestinos de detención del “circuito Camps”. Todos saben lo difícil que ha sido atrapar y enjuiciar a los represores, pero nunca sospecharon lo complicado que es encerrarlos.

“No es el mismo lugar”, aseguraron desde el Ministerio de Defensa a días de terminar de construirlo y explicaron que el lugar se inauguró después de la Guerra de Malvinas. Hace una semana, cuando se anunció oficialmente esta cárcel especial, desde la cartera que conduce Nilda Garré se mostraban satisfechos. “Tiene entrada independiente y estará a cargo del Servicio Penitenciario Federal”, detallaron, mientras explicaban que el proyecto respondía al reclamo de los organismos de derechos humanos para que los represores estuvieran en las mismas condiciones que los presos comunes. Ayer, Myriam Bregman, una de las abogadas querellantes en el juicio a Etchecolatz, tiró todo por la borda: “Están haciendo una cárcel encima de las pruebas”. Desde la cartera de Defensa se defienden: “Hubiésemos advertido una situación semejante”. “Yo estuve hace poco en ese escuadrón, no puede estar muy lejos del pozo de Arana”, comentó Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos, quien afirmó que en el lugar “hay huesos enterrados”. En HIJOS también rechazan la iniciativa: “Es una cárcel vip –dijeron en un comunicado–. ¿Juntar a gran cantidad de genocidas en un mismo pabellón? ¿Con qué motivo? ¿Queremos más Julio López?”.