EL PAíS • SUBNOTA
“Viva Videla.” La frase, escrita en marcador, fue hallada por el cura párroco Carlos Saracini en el interior de la Iglesia de la Santa Cruz, en San Cristóbal, donde el domingo pasado se celebró una misa por el asesinato del padre Carlos Mugica. De la puerta de ese templo fueron secuestrados un grupo de familiares de desaparecidos y Madres de Plaza de Mayo en diciembre de 1977, a partir de la infiltración del represor Alfredo Astiz. Saracini, quien descubrió el hecho ayer por la mañana, señaló que se trató de “un atentado, una manera oculta de presionar que nos duele; nos han profanado la casa”, pero aseguró que “esta provocación no nos achica” y ratificó la misa que se realizará el viernes en homenaje a las Madres de Plaza de Mayo. La agresión fue repudiada por dirigentes de derechos humanos y por el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.
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