La Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia SA, Ugofe, vuelve al primer plano. Sin que la Secretaría de Transporte le diera demasiada posibilidad de elegir, el consorcio que forman los concesionarios Ferrovías, Metrovías y TBA (que desde 2004 opera el San Martín) deberá tomar a su cargo los servicios correspondientes a las líneas Roca y Belgrano Sur, con contrato rescindido a Trenes Metropolitano.

Cuando se traspasó la operación del San Martín, el Estado, a través de la empresa estatal Ferrocarril Belgrano SA, absorbió 900 de sus 1000 empleados, aunque siguen empleados en las mismas tareas. Los restantes, un centenar, pasaron a depender de la Ugofe. Por lo demás, los gastos de mantenimiento y operativos se cubren con subsidio estatal. Lo más probable es que ahora repitan el esquema.

Si bien la cantidad de pasajeros que transporta el San Martín tuvo una fuerte recuperación en los últimos años (10,4 por ciento en 2005 y 18 por ciento en 2006), su prestación sigue siendo apenas “precaria”, coinciden los expertos. La línea que cubre el recorrido Retiro-Pilar había tenido un retroceso notable, habiendo perdido durante la gestión del grupo Taselli la operatividad del 80 por ciento del material tractivo (locomotoras) recibido al momento de la concesión.

El servicio del Roca no tuvo un deterioro tan grande, pero el impacto de sus deficiencias es mayor porque los pasajeros que transporta casi triplican a los que viajaban por el San Martín en 2004. El Belgrano Sur, por negligencias del concesionario, quedó condenado a ser un servicio marginal, con tan sólo el 10 por ciento de pasajeros promedio transportados que el Roca.

Lo que la Secretaría de Transporte le reclamará a la Ugofe no será mucho más que mantener en operaciones el servicio. La demora en relicitar el San Martín, prometida para 2006, tiene que ver con la indefinición sobre el futuro del servicio de trenes de pasajeros urbano en su conjunto, que hace años vive al borde del colapso. Entre el gerenciamiento privado, la administración estatal o algún esquema mixto, todavía no hay posición tomada. Lo evidente es que el modelo de gestión privada nacida en los albores de los ’90 padece una prolongada y cada vez más dolorosa agonía.