Otro gran inconveniente de la jornada del domingo fue la falta de autoridades de mesa, que derivó en una apertura tardía de las urnas. El rechazo a las convocatorias era previsible, porque ya se había dado hace muy poco y parece claro que hubo imprevisión porque 48 horas antes de los comicios todavía seguían saliendo citaciones a autoridades de mesa. También se designaron muchos lugares inadecuados de votación, en los que, por ejemplo, no se podía hacer la cola dentro del edificio. Eso provocó grandes confusiones. Y, además, el Código Electoral dice que la mesa cierra a las 18 pero se debe permitir que vote a toda la gente que está en la cola. El problema es que había edificios sin espacio, la cola se hizo afuera, se produjo mezcla de filas y ningún control sobre quién estaba o no estaba en la cola en el momento del cierre de los comicios.

En la Cámara Nacional Electoral afirman que hace varios meses les sugirieron a las juntas electorales –integradas por jueces– que hagan la convocatoria a presidentes de mesa con mucha anticipación. Por ejemplo, más de un mes. Los telegramas, en cambio, salieron en Capital con 20 días de antelación, y recién el jueves anterior a las elecciones se hizo público que el 90 por ciento de los telegramas fue rechazado. Ahí se recurrió a una nueva convocatoria, esta vez entregada por la Policía Federal. La cuestión es que los rechazos eran previsibles. En la elección de jefe de Gobierno porteño hubo un 80 por ciento de rechazo.

Lo que sucede es que los problemas en Capital, a diferencia de muchos otros distritos, tienden a solucionarse. Las mesas suelen tener fiscales de los distintos partidos que ayudan a sobrellevar la situación. Un veterano juez electoral lo sintetizó así: “Si una mesa tiene un presidente con poca experiencia, la elección es difícil, pero posible, porque los fiscales de los partidos lo sostienen. Si una mesa tiene un presidente con experiencia y fiscales muy flojos, la elección también es posible. Pero si no hay presidente con experiencia ni fiscales de las fuerzas más importantes, todo se hace dificilísimo. Y eso fue lo que ocurrió en muchos lugares. Faltaron boletas y el presidente de mesa sin experiencia no sabía qué hacer. Faltaron fiscales y no había de dónde sacar boletas. Hubo muchísimas mesas donde todavía se estaban abriendo sobres a las 12 de la noche”.

Es muy probable que la Cámara Nacional Electoral haga un balance de lo ocurrido y emita, dentro de un tiempo prudencial, una acordada sobre los errores cometidos.