Uno de los grandes problemas del domingo fueron las largas colas que hubo que soportar en buena parte de las mesas. Uno de los aspectos de ese inconveniente es la defección de las autoridades de mesa, lo que llevó a que se empezaran a recibir votos recién después de las nueve e incluso después de las diez de la mañana. Pero el aspecto central estuvo en que ya no hay un padrón de 300 votantes por mesa sino de 400. En la Justicia electoral afirman que fueron varios los partidos, en especial la Coalición Cívica (CC) de Elisa Carrió, la que insistió en que debía haber pocas mesas para que les alcanzaran los fiscales. Pocas mesas implican muchos votantes. Es más, según afirman en la Justicia electoral, la CC presentó una nota sugiriendo que hubiera 600 votantes por mesa, algo que fue rechazado porque se hizo un cálculo elemental de cuánto tarda una persona en votar. Se argumentó, para fundamentar la idea de los 600 votantes, que un ciudadano requiere de un minuto para votar, pero las autoridades judiciales dijeron que semejante cálculo no tenía consistencia, por lo que la iniciativa de mesas con un padrón de 600 ciudadanos fue desestimada.

El planteo de los partidos con menos estructura es razonable. No tienen fiscales para todas las mesas, ni siquiera para todas las escuelas. Entonces piden que no haya tantos lugares de votación y tantas mesas.

Los jueces y camaristas consultados por este diario admiten que el padrón de casi 400 por mesa ya es inadecuado, porque hoy en día hay bastante corte de boleta y todo lleva más tiempo. Un cálculo extraoficial indica que se tardó más de tres minutos por votante lo que, sumado al inicio tardío de la votación, produjo las demoras. No se trató de algo que ocurrió en algunas zonas, fue casi generalizado en todo el país y fue resultado de los dos factores: las mesas abrieron tarde y el padrón por mesa era excesivo. Esto también tendrá que llevar a un cambio para los próximos comicios.