El corte de ruta de los asambleístas de Gualeguaychú cumple hoy un año, y el aniversario no podía llegar en momento más oportuno: el punto más bajo de la relación bilateral entre Argentina y Uruguay. “No festejamos el aniversario del corte, sino que nos felicitamos por la fuerte convicción que tuvimos para poder sostener durante un año este corte, con el objetivo intacto de que Botnia se vaya del río Uruguay”, explicó el coordinador de la Asamblea, José Pouler. En tanto, el canciller Reinaldo Gargano anunció que Uruguay mantendrá el cierre de frontera que dispuso sobre Fray Bentos al menos hasta que Tabaré Vázquez vuelva del exterior, y que su gobierno creará un fondo de ayuda para los afectados por el corte.

Con Botnia funcionando a la otra orilla del río, en Gualeguaychú no hay espacio para celebraciones. Así que lo que se hará hoy será una nueva asamblea sobre la ruta, al costado del Arroyo Verde, y luego un “asado a la canasta”, donde cada familia deberá llevar la carne que se pondrá a la parrilla.

Aunque en la opinión de algunos el corte terminó sirviendo de justificación para la política de “hechos consumados” –según la definición que dan en la Cancillería argentina– de Tabaré Vázquez, los asambleístas enumeraban ayer lo que consideraban eran los logros obtenidos gracias a las protesta.

“Se ha logrado mucho porque se concientizó a los pueblos de Argentina y de Uruguay en esta lucha”, resumió Pouler, uno de los históricos de la asamblea. Además, sostuvo que sirvió para “saber contra quiénes se estaba luchando, porque quedó claro que los únicos actores en este conflicto no son los gobiernos de Argentina y de Uruguay”, sino también “organismos internacionales como el Banco Mundial, y grupos de naciones como la Unión Europea, que le dieron su aval al emprendimiento pastero”.

Mientras las posturas se endurecen, a Gualeguaychú llegaron ayer los técnicos de la Secretaría de Ambiente que conduce Romina Picolotti, que trabajarán en el plan de vigilancia que se implementará para no perderles pisada a los efectos que pueda producir en el medio ambiente. Argentina tiene cifradas sus esperanzas en lo que resuelva la Corte Internacional de La Haya. Aunque el planteo original tiene que ver con la violación del Estatuto del Río Uruguay, si se comprueba que Botnia produce un daño al ecosistema ayudará a inclinar la balanza en la Justicia para el lado argentino. Además del monitoreo que realizará la secretaría de Picolotti, hay Ong, organismos de Entre Ríos y hasta un juez que ya tomaron muestras del río para ir comparando más adelante.

En tanto, en la reunión del Consejo de Ministros de Uruguay se analizaron ayer cuestiones relativas a las papeleras. Una de las resoluciones que se tomaron allí fue la de ratificar la continuidad del cierre de frontera del lado uruguayo, dispuesto por Tabaré la misma noche que anunció la firma del decreto habilitando a Botnia a funcionar. Cuando vuelva Vázquez de su gira por el exterior, explicó Gargano, la cuestión se analizará de nuevo. El gobierno uruguayo también anunció la creación de un fondo de dos millones y medio de pesos para ayudar a las personas afectadas por el corte. Por último, Gargano comunicó que continúa en estudio la respuesta oficial que le dará a la Argentina por aquella nota de protesta presentada cuando la papelera se puso en marcha, cuando los presidentes aún se encontraban en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile.