EL PAíS • SUBNOTA
Apenas asumió, Néstor Kirchner tuvo una buena relación con los operadores de la Bolsa. Como presidente asistió a cada acto por el aniversario de la institución, y en cada uno de ellos mencionó a los operadores como “mis queridos amigos”. Se diferenció de algunos de sus predecesores, como Raúl Alfonsín, que los había calificado de “timberos”. Sin embargo, la familiaridad de Kirchner con los corredores no le sirvió para despedirse con un nivel record del MerVal. El índice de acciones líderes terminó ayer en 2244,97 puntos, por debajo al pico máximo de 2351 del cierre del 31 de octubre último, después de las elecciones presidenciales en las que ganó Cristina. Ayer, el MerVal subió 0,3 por ciento, menos que el 1,4 por ciento que había avanzado en la rueda posterior a la asunción de Néstor Kirchner. Durante los cuatro años y medio de su gestión, el MerVal subió el 244 por ciento, convirtiéndose en una de las mejores inversiones financieras del período. Kirchner, que en los años previos a convertirse en jefe de Estado se había convertido en un inversor habitual de la Bolsa, solía mencionar que el recinto “debía convertirse en un escenario para conseguir capital y superar al escenario en que la especulación culmina por actuar en contra del aparato productivo”. Cristina, durante el último aniversario de la institución, prometió que continuará la tradición de su marido de asistir cada 10 de julio a la sede de la Bolsa.
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