Mar 11.12.2007

EL PAíS • SUBNOTA

La Bonaerense volverá a tener un jefe de Policía

Como una de sus primeras medidas, el ministro de Seguridad Carlos Stornelli designará a Daniel Salcedo como virtual jefe de Policía.

› Por Raúl Kollmann

En los próximos días, el flamante ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, anunciará la designación de un virtual jefe de la policía. Todo indica que el elegido es Daniel Salcedo, hasta ahora titular de la Policía Científica de la Bonaerense. Como la política de los últimos gobiernos provinciales fue no tener jefe de policía, el cargo no existe desde el punto de vista jurídico, por lo cual es muy probable que Salcedo sea designado como superintendente general. Lo cierto es que la decisión de Daniel Scioli y Stornelli es un síntoma de cambio respecto de las estrategias de Felipe Solá y León Arslanian. Este último ponía el acento en un férreo control de los policías y estaba instalada la idea de que los delitos, faltas e ineficiencias de uniforme se pagaban, como mínimo, con el pase a disponibilidad. Stornelli y el propio Scioli hablan principalmente de devolverle la confianza a la policía y el gesto inicial de designar un jefe uniformado tiene ese mensaje. De todas maneras, hay un agregado que tiene que ver con el perfil del designado: un hombre forjado en lo científico y en lo técnico, más que en la calle.

Salcedo se inició en la comisaría de General Rodríguez, estuvo luego en Vicente López, totalizando sólo dos años en lo que los policías bonaerenses llaman “calle”. A partir de ahí, revistó siempre en el área Científica y en general es un hombre de consulta nacional e internacional en el terreno de las investigaciones. Se graduó como licenciado en Criminalística en la Universidad de Buenos Aires cuando esa carrera se estudiaba en la Facultad de Derecho. Con la casi segura designación de un universitario al frente de la Bonaerense, Stornelli marca la cancha, aunque habrá que ver cómo responden aquellos jefes que creen que sólo los que tienen “calle” pueden manejar las cosas.

Es muy probable que las diferencias entre Arslanian y Stornelli se noten desde el principio.

- Arslanian ponía el eje en el control de los civiles sobre los policías. Su acento estuvo en poner mucha presión sobre los jefes y sobre toda la fuerza. Fue un duro, siempre al acecho con las facultades que le otorgaba la ley de Emergencia Policial, que le permitía apartar de sus puestos e incluso de la propia Bonaerense a jefes y subordinados. Aunque públicamente hablaba de su apoyo a los policías, la estrategia siempre estuvo basada en la desconfianza y en el control. Muchos consideran que ésa era la política correcta frente a una fuerza en la que prima la relación de policías con delincuentes y con actos delictivos. Y, además, que ese estilo obligó a los jefes a mostrar resultados. Otros, en cambio, afirman que la estrategia de Arslanian produjo una relación tensa con la fuerza y que los policías actuaban lo menos posible.

- Stornelli no deja de hablar de que va a controlar y controlar, pero al mismo tiempo insiste en que a los policías se les debe dar confianza y que la población debe volver a creer en los uniformados. El propio Scioli insiste en esas concepciones. Aunque Stornelli lo ha dicho una sola vez, en reunión con intendentes, es obvio que él y Scioli son críticos de la gestión de Arslanian y de la estrategia de manejo de la fuerza. La designación de un jefe policial, por ejemplo, no es un paso que hubiera dado Arslanian. La lógica de Stornelli es la siguiente: “No podemos estar hostilizando a efectivos que queremos que muestren más eficiencia. Tenemos que crear buen clima, espíritu de equipo para enfrentar uno de los temas más difíciles del país y el que más reclama la gente”. Los críticos de esta estrategia simplemente se limitan a recordar los tiempos de la Maldita Policía, con comisarios millonarios y casos como el asesinato de José Luis Cabezas o el atentado contra la AMIA, en la que se vio esa relación entre policías y delito. “Sí, pero nosotros vamos a controlar mucho. Lo haré yo personalmente”, dice Stornelli a sus allegados.

Los puestos más delicados de la gestión Stornelli serán ocupados por sus pares, fiscales federales que pidieron licencia. Martín López Perrando estará en la Subsecretaría de Seguridad, la que controla todas las comisarías y el manejo de fuerzas como la Infantería, que tiene la delicada tarea de intervenir en casos de ocupaciones o manifestaciones. Paul Starc, que investigó numerosos secuestros extorsivos, revistará en la Subsecretaría de Investigaciones. De entrada, Starc tendrá que lidiar con dos pesquisas más que delicadas: la desaparición de Jorge Julio López y el triple crimen de policías en la planta transmisora de La Plata.

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