Mié 11.01.2006

ESPECIALES

LISANDRO DE LA TORRE

› Por Sylvia Saítta y
Luis Alberto Romero

Lisandro de la Torre nació en Rosario en 1868. A los veinte años se doctoró con una tesis sobre el régimen municipal. Participó de la jornada del Parque, en julio de 1890; militó en la Unión Cívica Radical junto a Leandro N. Alem y Aristóbulo del Valle, y estuvo en el levantamiento de Rosario, en 1893. Luego de la muerte de Alem renunció a la UCR denunciando la nefasta influencia de Hipólito Yrigoyen, con quien poco después se batió a duelo; recibió una herida en la mejilla, que desde entonces cubrió con la barba.

En 1908 fundó en Rosario la Liga del Sur, cuyo programa incluía la promoción del régimen municipal. En 1914 se incorporó al Partido Demócrata Progresista, que debía unir todas las fuerzas liberales y conservadoras para enfrentar a la UCR. La defección del gobernador de Buenos Aires Manuel Ugarte facilitó la victoria de Hipólito Yrigoyen. En 1922 fue electo diputado por Santa Fe. El año anterior en esa provincia se había dictado una nueva Constitución, que incluía muchos de los puntos programáticos de los demócratas progresistas: separación de la Iglesia y el Estado, régimen municipal y voto femenino, entre otros. La Constitución fue vetada por el gobernador radical Mosca, y Lisandro de la Torre realizó una enérgica protesta en el Congreso Nacional, que chocó con la negativa de radicales y conservadores. Tres años después, hastiado de inútiles esfuerzos, renunció a su banca y se retiró de la política. En su último discurso citó al doctor Stockmann, personaje de la obra de Ibsen Un enemigo del pueblo: “El hombre más fuerte de la Tierra es el que está más solo”.

De la Torre se retiró a un campo que había comprado en Pinas, al norte de Córdoba, una tierra agreste en la que volcó sus energías: puso caños para riego, plantó olivares y maizales, crió ganado. Un par de años de sequía hicieron fracasar su esfuerzo, pero logró salir adelante con un préstamo, transformando la explotación en un aserradero. A mediados de 1930, cuando la crisis económica y la política se conjugaban, volvió a Buenos Aires, aunque sin romper su aislamiento. En esos días lo sorprendió Juan José de Soiza Reilly, quien tituló su reportaje “Un personaje de Ibsen”.

Uno de sus amigos, Carlos Ibarguren, se había sumado al elenco uriburista y pregonaba desde Córdoba el nuevo corporativismo. El presidente Uriburu, que mantenía con él una antigua amistad, lo convocó y le ofreció apoyarlo como candidato presidencial. De la Torre declinó y optó por aliarse con el Partido Socialista. Así a fines de 1931 fue el candidato presidencial de la Alianza Civil derrotada por el general Agustín P. Justo, candidato oficial.

En 1932, De la Torre fue electo senador por Santa Fe. Fue un crítico consecuente del gobierno fraudulento, especialmente denunciando los negociados y la injerencia creciente de las grandes empresas extranjeras. En 1934 promovió una investigación sobre la venta de carnes, que culminó en un violento enfrentamiento con los ministros Duhau y Pinedo. En esa sesión fue asesinado el senador Enzo Bordabehere, su compañero de bancada. De la Torre permaneció un año más en el Senado y renunció a fines de 1936, cansado de una lucha estéril. En los dos años siguientes estuvo semirretirado: pronunció algunas conferencias, participó en actividades contra el fascismo y se vinculó con los grupos de izquierda, pero sin actuar con intensidad. A fines de 1938, acuciado por las deudas, perdió la propiedad de su campo en Pinas. El 5 de enero de 1939 se suicidó.

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