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Cocó Chanel, la mujer que nunca pasará de moda
La diseñadora es retratada en un especial que emitirá pasado mañana Film & Arts. Su estilo revolucionario devino, con el tiempo, en clásico.
› Por Silvina Friera
Curiosa paradoja genera la figura de Cocó Chanel. Esbelta y de apariencia frágil, famosa por lo despótica y explotadora que era con sus empleados, fue la más recelosa guardiana de su propia leyenda. Esa francesita, una campesina pobre que siempre renegó de su origen humilde, forjó una revolución singular en el ámbito de la moda: inventó a la mujer moderna, para convertirse, finalmente, en la persona más clásica del mundo. Chanel, que pocas veces habló de su desdichada niñez, vivió su adolescencia en un orfanato y en una escuela católica. Rodeada de monjas, aprendió a coser y empezó a mostrar su aptitud como costurera. A principios del siglo XX, en pleno auge de la “Belle Epoque”, las mujeres parecían objetos de arte. “Llevan más adornos que un árbol de Navidad”, decía la creadora. Claro, las aristócratas padecían con los corsés, ballenas, grandes faldas y zapatos ceñidos. Los sombreros eran pesados, llenos de tules y flores. “¿Cómo puede funcionar el cerebro bajo ese peso?”, se preguntaba.
En este contexto, Chanel comprendió que agonizaba una época y ella estaba dispuesta a entrar en escena –de la mano de su enorme talento creativo– con un estilo que descomprimía el universo del ropaje femenino, otorgándole al cuerpo de la mujer una libertad desconocida. El documental sobre la reina de la alta costura francesa, que Film & Arts emitirá pasado mañana a las 21 en el ciclo “Perfiles”, narra su fascinante historia y analiza su legado, a través de testimonios de la propia Chanel y del diseñador Karl Lagarfeld. “No soy retrógrada ni vanguardista, mis estilos evolucionaron con la vida”, señaló en una de las últimas entrevistas que le hicieron en Francia. Chanel entendió que para liberarse de su abúlica vida como provinciana debía conquistar hombres acaudalados. Etienne Balsan, un criador de caballos, se convirtió en su primer amante. Las carreras de caballos atraían a las mujeres de la aristocracia, que aprovechaban para lucir las últimas creaciones de sus costureros.
Arthur Capel, un comerciante inglés que se convirtió en socio y amante de Chanel, le dio el dinero para abrir una tienda de sombreros en París. La habilidad de Chanel consistió en ponerse la ropa que creaba. No fue la primera en cortarse el pelo, pero cuando lo hizo muchas mujeres se fijaron y la imitaron. “La moda se debe usar en la calle, no puede ser el patrimonio de una clase privilegiada”, proclamaba Chanel con un notable instinto comercial. En 1920, apareció el primer perfume que tenía el nombre de una diseñadora. Chanel número 5 –lo único que Marilyn Monroe confesó que usaba para dormir– simboliza elegancia y misterio, dos cualidades que se vincularán para siempre a la marca Chanel. Sin embargo, en los ‘30 la moda cambiaría radicalmente. Las mujeres anhelaban el lujo. Surgió Elsa Schiaparelli, una competidora que se estaba llevando las mejores clientas de Chanel. Los tiempos exigían sofisticación y la italiana cumplía con ese requisito.
En 1936, mientras competía con Schiaparelli, todo el personal de Chanel se declaró en huelga. Si no negociaba con sus empleados, no alcanzaría a presentar su colección de invierno. Aunque cedió muy amargada, tres años después, cuando la guerra era inminente, Chanel cerró su tienda, dejando a miles de empleados sin trabajo. Xenófoba y colaboracionista, fue amante de un oficial alemán nazi. Por eso, cuando Charles De Gaulle y sus tropas entraron en París, Chanel abandonó Francia y se exilió en Suiza durante 8 años. En 1953, a los 70 años, Chanel decidió regresar a París para reabrir su casa en Cambon 31. El 5 de febrero de 1954 lanzó su nueva colección. “Una retrospectiva melancólica. Espectros de los ‘30”, la maltrataron los franceses. Para los ingleses, el acontecimiento fue un verdadero “fiasco”. En EE.UU. la recepción de su colección fue un éxito. La revista Life describió una parte del fenómeno: “A los 71 años, Chanel ha creado más que una moda: es una revolución”. Sin embargo, en las dos décadas siguientes, solitaria y millonaria, Chanel se repitió a sí misma y transformó a su marca en un clásico.