ESPECTáCULOS
› HOMENAJE A TEJADA GOMEZ, A DIEZ AÑOS DE SU MUERTE
El poeta que nunca se rindió
› Por Cristian Vitale
Este domingo se cumplirán diez años de la muerte de Armando Tejada Gómez, poeta, militante, músico, guionista, obrero. Por eso esta tarde desde las 19, el centro cultural que lleva su nombre, la Casa de Mendoza y la Biblioteca Nacional inaugurarán una muestra documental bautizada Armando Tejada Gómez-Profeta en su tierra (título de una antología sobre sus primeros libros, publicada en 1968). Una mesa redonda con la participación de Abelardo Castillo, Ana María Ramb, Rodolfo Braceli y Ricardo Presman, coordinados por el director de la biblioteca, Silvio Maresca, recordará la obra, pasión y vida del poeta cuyano en el salón Jorge Luis Borges. Desde mañana, la muestra podrá ser visitada en la Sala Marechal de la biblioteca, de lunes a viernes de 9 a 21, sábados y domingos de 12 a 19, hasta el 24 de noviembre con entrada libre y gratuita.
Tejada Gómez nació en Guaymallén, Mendoza, el 21 de abril de 1929. Su papá, Lucas Tejada, era un modesto trapero cuya labor era trasladar ganado de Mendoza a Chile, padre de 24 hijos, de los cuales Armando era el número 23. Huérfano de padre a los 4 años, Armando aprendió a leer y escribir con su tía, Fidela Pavón, y se convirtió en un joven autodidacta totalmente alejado de la enseñanza convencional, un perfil que lo introdujo rápidamente en el mundo de las luchas obreras y sociales, con una clara conciencia de clase. A los 26 años ocupó una banca como diputado provincial por la UCRI, Unión Cívica Radical Intransigente, sector político del que, como era de prever, se desengañó rápido: en 1959 se afilió al Partido Comunista, tras un revelador viaje por la República Popular China, la URSS y Checoslovaquia. Sin embargo, no es precisamente su actividad política lo que convirtió a Tejada Gómez en una figura cultural de peso.
Tejada Gómez fue, como su amigo Pablo Neruda, básicamente un poeta al servicio del cambio. En 1963, luego de haber dado cuenta de su vasto sentimiento nativo en obras como Pachamama o Los compadres del horizonte, fundó el Movimiento del Nuevo Cancionero junto a Mercedes Sosa y Eduardo Aragón. El primer impacto de aquella agrupación fue “Canción para mi América”, que hizo debutar a Mercedes en Cosquín y que Daniel Viglietti diseminó por el continente al grabarla en su disco Hombres de nuestra tierra (1964). “Nos propusimos a la canción de raíz folklórica no sólo una estructura musical y literaria que supone un nuevo lenguaje, sino también un contenido que exprese al hombre Argentino hoy y aquí”, dijo a la Revista Folklore en julio de 1972.
En otra parte de la entrevista, Armando Tejada Gómez expresaba: “Como hijos del pueblo debemos correr los mismos riesgos que el pueblo afronta”. Eran tiempos duros y él parecía presentir el futuro. En 1974, luego de escribir el guión de la película de Historia de un hombre de 561 años y componer junto a César Isella (“Fuego de Animana”) y Cuchi Leguizamón (“Elogio del Viento”), la Triple A lo incluyó en su lista negra. Luego del golpe militar de 1976, la dictadura prohibió sus recitales, sus libros, sus canciones, su nombre, su existencia. Pero insistió: primero se llamó Carlos de Mendoza, después Marcos Zonda, seudónimo con el que editó la novela Cuatrocientas sudestadas (1981). Hoy, una década después de su fallecimiento, le llegó la hora de un merecido homenaje.