ESPECTáCULOS
› “HISTORIAS DE MALAMOR”, POR MARCELA FERRADAS
Las mujeres dependientes
› Por Cecilia Hopkins
En Historias de malamor, dos mujeres mantienen un discurso imaginario con el mismo hombre. Y a través de la evocación del vínculo que mantuvieron con él, la amante y la esposa concluyen, aun sin proponérselo, hablando de sí mismas. Dirigida por Manuel Iedvabni, la actriz Marcela Ferradás empeña su oficio en componer por turno a estos dos personajes que, más allá de toda diferencia, comparten el mismo objetivo: encontrar a la sombra de la protección masculina una existencia segura y sin sobresaltos. Atractivas e infinitamente dependientes, ambas mujeres son las protagonistas de dos textos que se entrelazan para reflejar el trasfondo de un mismo drama, aun cuando se interpretan uno a continuación del otro. El espectáculo comienza con Felicidad del pueblo, grandeza de la Nación, de Guillermo Saccomanno (ya estrenado en el ciclo Teatro X la Identidad), y continúa con Muerte íntima, de Liliana Escliar.
El primer texto funciona a modo de presentador del hombre ausente. Con un pasado de prostitución a cuestas, la desenvuelta Rita va develando en su discurso las diferentes etapas de la vida de su enamorado. Apurando un whisky tras otro, la mujer desmadeja reproches y recuerdos escrutando un asiento vacío. Surge de su relato la figura de un joven algo apocado, militante idealista y hasta poeta –aunque luego haya descubierto que él retocaba los versos de Mario Benedetti– que entonces comenzaba a abrazar causas políticas como homenajeando a un hermano desaparecido. El efecto del alcohol en Rita se hace sentir plenamente cuando se completa el retrato actual de este hombre, en nada parecido a aquel que enarbolaba su compromiso con las causas nobles. Así, la imagen atractiva de la mujer va deteriorándose al ritmo de un discurso que insinúa una historia de manipulaciones y turbios negociados.
Oscurecido el pequeño escenario, Ferradás construye un nexo de pausas y silencios para acceder al personaje siguiente. La tela que cubre el conjunto negro que viste y un puñal definen una nueva situación. Si el personaje de la amante va desbarrancándose hacia la desesperación, la esposa ya se encuentra en estado de exaltación emocional. Exacerbada por la furia y el rencor, la fantasía asociativa de este personaje se revela en imágenes desorbitadas. No lanza sus embestidas contra la imagen pública del marido sino que desmenuza la personalidad del cónyuge describiendo sus vilezas de entrecasa. Sueña con envenenarlo, con “rebanarlo con un cepillo de carpintero” para resarcirse de una vida “malvivida”. Ambos monólogos, en suma, dejan un testimonio diferente de una misma sensación de abandono y desencanto. Aunque tal vez, agotan en cierto aire de reiteración sus posibilidades dramáticas antes de plantear sendos desenlaces.
Sobre textos de G. Saccomanno
y Liliana Escliar
Intérprete: Marcela Ferradás.
Ambientación: Alberto Belatti.
Lugar: Tuñón Teatro (Maipú 851) sábado a las 21.