Mar 10.12.2002

ESPECTáCULOS

“Me siento tan querido... que me da como vergüenza”

El director Pedro Almodóvar festejó de madrugada los cuatro premios para “Hable con ella” en la máxima ceremonia del cine europeo. El film, sin embargo, no fue preseleccionado por España para los Oscar.

Por Rocío García *
Desde Roma

La noche romana de Pedro Almodóvar no terminó en el Teatro de la Opera. Los cuatro premios del cine europeo que recibió por su decimocuarta película, Hable con ella, entre ellos, mejor película, mejor director y mejor guión, se pasearon con él hasta bien entrada la madrugada. Y otro galardón muy sentimental para él, el que le otorgó el público como mejor director. Todos querían felicitarlo, fotografiarse con él o simplemente estar a su lado. Fue la noche de las lenguas. El inglés, el italiano o el castellano se confundían y se mezclaban con un divertido encanto. Horas más tarde de la ceremonia, algo más sereno y cenado, Almodóvar reconoció que los premios europeos siempre le trajeron suerte. Hace tres años, su anterior película, Todo sobre mi madre, inició su carrera internacional en Cannes, recibió tres premios de la Academia de Cine Europeo y culminó en Hollywood con el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Almodóvar, en conversación con la prensa muy de madrugada, aseguró que no necesita más premios en su vida. “El tiempo lo va devorando todo, el éxito, el talento, la belleza... Lo que sí necesita uno con el tiempo es que le digan que le quieren, a todos los niveles, tanto personal como profesional. Y acá en Roma me lo han dicho. Me siento tan querido... que me da como vergüenza. Deberían avisar que te van a dar tantos premios porque casi me da un infarto”, aseguró el director. “En esto, como en el amor, uno nunca está seguro de que le quieren, que la película gusta por mucho que te lo digan, y eso que con Hable con ella he recibido las críticas más bonitas de mi vida. Pero en el cine no pasa como en el deporte o la música, donde tienes una respuesta inmediata del espectador. Con el cine no estás presente. Pero hoy, con la respuesta que he tenido, tengo la sensación de que la película ha gustado.”
No le gusta comentar que Hable con ella no fue elegida por la Academia de Cine de España para optar en Hollywood al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. “No puedo hablar de ello. Mi hermano y yo presentamos la película con toda la información sobre la trayectoria de éxito y las críticas excelentes que ha tenido en EE.UU. Era nuestro deber. No resultó elegida, yo acepto el resultado de esa selección. Si hay algo más que decir, tendríais que decirlo vosotros’, dijo, refiriéndose a los periodistas.
A la pregunta sobre si los galardones recogidos en Roma le sirven de resarcimiento, Almodóvar lo negó rotundo: “No necesitaba sentirme resarcido. Mi película ha recaudado ya entre 35 y 40 millones de dólares. Aunque el dinero no es lo importante sino que la vean el mayor número de espectadores, y eso lo han hecho ya millones de personas. El cine necesita reciprocidad, ése el mejor premio con el que te pueden pagar. Además, hay más premios que los de la Academia española, más caminos, y yo estoy caminando por todos ellos”.
Hable con ella ya inició esa andadura de éxito en Estados Unidos. Con la proyección sólo en dos pantallas de Nueva York (en Navidad se ampliará a 100), y en dos semanas, el film ha conseguido el porcentaje de taquilla más alto. En el primer fin de semana recaudó 106 mil dólares. ¿Y esto terminará también en Hollywood como candidato a mejor película y mejor director? “No sé. Sony, la empresa distribuidora de la película en Estados Unidos, tiene toda la ambición puesta en ello. Ese es su trabajo; yo, si tengo que ir, iré, pero es muy difícil. Allí, en Los Angeles, somos extranjeros. No voy a pensar en ello. Ojalá les vaya bien. Yo en enero me pongo a trabajar en la producción de La mala educación.” Almodóvar sí reconoce que el reciente premio que ha recibido su película por los críticos de Estados Unidos, el más antiguo y de mucho prestigio, es importante. “Iré a recogerlo y a tontear un poco.” Su próximo proyecto, La mala educación, es en lo que está ahora poniendo todo su corazón y su esfuerzo. El reparto lo tiene ya casi cerrado, a falta de la firma de algún contrato, por eso no quiere dar el nombre del actor protagonista. Será en abril y en Valencia cuando comience el rodaje, pero ya tiene vértigo, aunque confiesa que en esta ocasión tiene más confianza en La mala educación que la que tenía en Hable con ella. “Era algo muy personal, quería ver a un hombre llorar, a otro hablar como una cotorra, y sabía que era una película suicida. Era tan personal que no llegué a pensar nunca que iba a interesar a tanta gente. Estoy sorprendido de todo lo que está pasando con esta película. Me recuerdo a mí mismo antes del rodaje de Hable con ella y me sentía más inseguro que ahora con La mala educación, que tiene un guión más redondo. Pero no sé, toda película es una aventura.”
Roman Polanski, Ken Loach o Mike Leigh, que competían con él para el premio al mejor director, sufrieron el humor de Almodóvar. A ellos, presentes en la sala, les dedicó el premio. No fue cosa de un arrebato nervioso en el escenario, explica ahora. “Se los he dedicado de corazón. No era palabrería. Todos ellos merecían ganar, pero esa noche era mi noche. Siento decirlo así.” Los periodistas italianos se interesaron una y otra vez sobre la vitalidad del cine español y la opinión que de ello tenía Almodóvar. “España está muy vital, es nuestra sangre. La cosecha del cine europeo de este año ha sido muy buena, pero para España no ha sido éste el mejor año. Tenemos problemas en la producción. Las cosas están muy mal. Lo que está pasando con las televisiones que se niegan a comprar cine español es muy siniestro. Además, el espectador español es poco solidario con el cine que se hace en España. Me encantaría que fuéramos tan chauvinistas como son los franceses. Este año se han perdido 1,5 millón de espectadores que han dejado de ir al cine. En España no hay voluntad política de apoyar el cine español. El otro día estuve con la ministra de Cultura, y así se lo dije. La voluntad política ayuda. Por ejemplo, en Francia, los miércoles, día del espectador, está prohibido por ley emitir por las televisiones partidos de fútbol. Aquí, en España, los lunes, los martes, los miércoles, todos los días ponen fútbol, y si son tres partidos, mejor.”
* De El País, de Madrid. Exclusivo para Página/12.

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