ESPECTáCULOS
› EL DOBLAJE DE SERIES Y PELÍCULAS EXTRANJERAS
Las voces detrás de cámara
Los encargados argentinos de doblar al idioma latino neutro son actores desconocidos que, sin embargo, cualquier oído atento reconocería. El mercado está dominado por empresas mexicanas.
› Por Mariano Blejman
En el idioma neutro, el auto no es carro sino más bien automóvil. La nevera tampoco es heladera, que quede claro: es refrigerador. Todo el mundo sabe que allí donde alguien dijo hijo de puta o fuck you se debe leer maldito bastardo, y mierda siempre se traduce como diablos. Es curioso: el neutro es un idioma que todo el mundo conoce, pero que nadie podría decir cómo se habla. Quienes lo saben son personajes absolutamente desconocidos. Se cuelgan de esa estrecha línea que divide diversos hemisferios y formas de expresarse. El mercado latino de doblajes para películas, documentales, dibujos animados y series de televisión, está copado por los estudios mexicanos. Sin embargo, en la Argentina siempre existieron, repartidos en cuatro estudios, unos cincuenta actores (todos ellos ignotos) que pusieron sus voces para incontables series extranjeras. Incluso, cuentan, a veces tuvieron que triangular cintas (doblaban en el país, las mandaban a México y luego volvían aquí disfrazadas) para trabajar sin que los canales supiesen que se habían hecho en casa. Es que los canales no querían voces argentinas.
El doblaje nunca fue un fenómeno de masas. Durante mucho tiempo hubo una sola empresa, Video Records. Luego surgieron las otras. Ahora hay cuatro: Palmera Records, que hace algunos documentales para Discovery Channel (una de las mejores pulseadas que se le pudieron ganar a México), la señal MGM, Los Muppets, Fox Kids, entre otros; Civisa, que tiene a su cargo la National Geographic, otra parte de Discovery –con producciones de Puerto Rico y Miami–, BBC Londres; Video Dub y Video Records, que subsiste doblando largometrajes. “El neutro es como una terraza: es de todos, pero de nadie”, dice Sergio Borja, director de actores de Civisa. El léxico se “inventó” en los ‘60, en una convención realizada en Guadalajara, México. “La Argentina y Chile son los países que están más lejos del neutro”, dice Borja, admirador incondicional de Humberto Vélez, la voz oficial mexicana de Homero Simpson. ¿Cómo se aprende neutro? “Hace 10 años que vivo de él, pero no sé responder esa pregunta”, admite.
México, Colombia y Venezuela, en cambio, están más cerca de ese idioma panregional. “Pero el tucumano y el santiagueño, que tienen las eses marcadas, también se acercan”, cuenta Borja. En Centroamérica, hablar neutro es más fácil aunque, se sabe, allí aspiran la jota. “Lo primero que conocí del doblaje en la Argentina fue en 1962, cuando lo llamaron a Rolando Ruso para hacer ‘Cuero Crudo’ en Canal 13”, recuerda Emma Ledo, actriz de teatro y una histórica voz dentro del mundo de esa otra película que nadie ve cuando viene en idioma extranjero. Yo quiero a Lucy se hizo la mitad en porteño y la otra en cubano. A Ruso, cuenta Ledo, le tocó hacer la voz de Clint Eastwood y así quedó ligado al actor. “Aunque al principio todavía no se hablaba neutro”, cuenta Ledo. “Era puro reflejo, pero tenía su encanto”. Los actores recreaban la película casi en vivo, todos juntos, y sin referencias para saber cuándo tenían pie para hablar.
En la década del ‘70 vinieron las huelgas de actores y fue cuando los locutores pusieron su voz. Pero el actor Julio Fontana hacía la voz de Alain Delon y su rol se cotizó con cada película. Rodolfo Rody hacía a Jean-Paul Belmondo. Durante la década del ‘80, en varias series y por algún extraño motivo la voz no sincronizaba con el doblaje y se veía cómo las frases en idioma español terminaban antes que las anglosajonas. “Por un lado está el sincro y por otro el dipsing, que es la traducción de palabras que coincidan con el movimiento de los labios”, enseña Borja. Diga “padre” y luego “daddy”. Notará la diferencia.
El doblaje ha sido un instrumento de adaptación, pero también de censura y corrección moral. “En España es obligatorio por ley traducir todo al español. Es de la época de Franco, que trataba de controlar todo. Incluso Borja asegura que corrigieron Casablanca en una de sus últimas frases, que dice: “Siempre luchaste por causas justas”, en referencia a los republicanos de la Guerra Civil Española, y la frase, según Borja, fue cambiada por “siempre luchaste por las causas perdidas”. Y aquí mismo, enla calificación de películas del Incaa, decir “culo” es una negociación, por ejemplo, para sacar un seno al aire que no se dice, pero está.
“Nuestro trabajo no se ve. Es invisible. Lo mejor que puede pasar es que nadie note que estamos”, cuenta Ricardo Lani, otra histórica voz que nadie ha visto, pero seguramente muchos reconocerían ante el primer timbre (de voz). Lani comenzó en el ‘73 haciendo voces en “Astroboy”, “Jet Marte”, “Candy” e incluso se asoció a la voz latina de Anthony Quinn. ¿Quién hacía a Benny Hill? El actor que trabajó años enteros con aquellas risas nasales se llama Natalio Hocsman. Y muy pocos supieron de él. “Lo máximo que pueden poner, y a veces, es el nombre del estudio”, confía Lani. La voz de “La aventura del hombre” era de Ernesto Fritz. Pero muchas veces, no pocas, la voz ayudó a mejorar un flojo papel actoral. “Cuando leemos el texto, sabemos qué quisieron contar. Dora Guzmán hizo A la cama con Madonna y salió mejor que la original”, cuenta Borja.
Después de la devaluación, a pesar de lo que se suponía, las voces argentinas –siempre neutras– en programas extranjeros no aumentaron demasiado. “El doblaje no es artístico. Está hecho para colocar productos en mercados. Para romper la barrera del idioma. Y neutralizar nuestro acento es complicado. Es una camisa de fuerza para México DF. El doblaje es una herramienta de censura y la gente compradora de doblaje tiene a México como referente”, cuenta Borja que cree que las señales grandes “no dan más” y están cerrando, echan gente y eso bajó el trabajo. “Hace poco los mexicanos perdieron Fox, que comenzará a hacer casi todo subtitulado. Discovery va a cerrar dos señales: Travel Adventure y Health”, asegura Borja. La empresa Mónica Bartolomé, subtitulados, es una especie de terror para el mundo del doblaje. Lani señala que “los subtítulos molestan a la imagen, se pierde el 10 por ciento de la pantalla, y no todos tienen la velocidad de lectura necesaria. Además, la franja de edades cambia porque ni los niños ni los muy grandes pueden leer”.
El televidente atento habrá notado que, muchas veces, las canciones no se doblan al español. “Se pagan aparte y eso requiere un ajuste especial que las compañías norteamericanas no estaban dispuestas a pagar hasta hace poco”, dice Borja. Ser un doble de voz no es una tarea sencilla. Tal vez por eso de cien actores que empezaban los cursos de doblaje que se hacían en la Asociación Argentina de Actores terminaban tres. “No todos tienen temple. Deben tener reflejo, base actoral, dicción y ser imitadores natos”, dice Borja. En el ambiente se dice que los jóvenes son más rápidos, pero la vieja guardia tiene otro timing. Existe una ley de doblaje de la época de Raúl Alfonsín que nunca fue reglamentada. “Es increíble, pero los canales argentinos no quieren doblajes nacionales. En la época de la dictadura, cuando estaban intervenidos, les metíamos la mula diciendo que era material de México, lo mandábamos a México y de ahí volvía, por ejemplo, a Canal 13”, cierra Landi con voz de hierro.