“El ciclo tendrá una continuidad respecto del año pasado. El tema de la infidelidad es tan amplio, que la verdad es que tengo paño para varias temporadas más. Puedo seguir siéndole fiel al programa por mucho tiempo”, bromea Enrique “Quique” Estevanez, ideólogo y productor de “Infieles”. El ciclo de unitarios, que la temporada pasada emitió Telefé con buenas historias y aceptable rating, regresa esta noche a la televisión pero en pantalla nueva: irá los martes, a las 23, por Canal 9. “Tenía la posibilidad de seguir en Telefé pero recién para mediados de año. Claudio Villarruel me dijo si podía esperar, pero sin darme la seguridad de que tendría un espacio. Me dio libertad para hacer lo que quisiera. Y como quería continuidad de trabajo, preferí aceptar la propuesta del 9”, explica a Página/12 Estevanez, que toma el comienzo de una nueva temporada de “Infieles” como una revancha, luego de la seguidilla de fracasos televisivos que lo tuvieron a maltraer en el último tiempo (“Planta horizontal”, “Maridos a domicilio”, “Reality reality”).
El segundo año de la serie que indaga en el complejo mundo de la infidelidad no tendrá grandes novedades en cuanto a su estructura. Juan será nuevamente el anónimo personaje que, cámara digital en mano, buscará a hombres o mujeres que fueron víctimas de algún tipo de traición amorosa o afectiva que valga la pena ser contada. Manteniendo el clima confesional que caracterizó a la primera temporada, algunas de las figuras confirmadas que formarán parte de los elencos rotativos de cada emisión son Claribel Medina, Graciela Borges, Gerardo Romano, Luis Luque, Ana María Cores, Natalia Lobo y Diego Olivera, entre otros.
“La estructura del ciclo no va cambiar porque el programa tuvo buenas críticas y gustó. Además, a nivel rating anduvo muy bien, ya que superaba ampliamente la media de Telefé de los domingos, aun cuando competía de manera directa con un titán como `Fútbol de primera’”, subraya Estevanez, que de paso adelanta que se encuentra trabajando en un culebrón para las tardes de Telefé, con su hijo Sebastián como protagonista. “Habrá historias que tendrán un contenido fuerte y otras un poco más light”, continúa el productor. “Pero en el tema de la infidelidad, en realidad, el tenor del dolor de la traición es siempre el mismo, aunque cambien las historias. La deslealtad es lo que hiere.”
La principal novedad que tendrá “Infieles” para esta temporada es que el abordaje no se limitará únicamente a la infidelidades de pareja. Se hará hincapié en las traiciones que pueden producirse entre los vínculos afectivos, ya sea un engaño entre familiares o entre amigos de toda la vida. “Pero no es porque no haya más infidelidades amorosas para contar”, aclara Estevanez. “Al contrario, hay mucha tela para cortar. Pero la idea es renovar permanentemente las historias y los conflictos, para no saturar al público. Pero siempre contando historias basadas sobre aspectos de la vida cotidiana, sin plantear historias poco probables de que sucedan en la realidad”, remarca.
Esa búsqueda de nuevos confictos de infidelidades comienza esta noche con la proyección del capítulo “La ventana discreta”, parafraseando el título de uno de los más célebres films de Alfred Hitchcock. Deambulando entre lo perverso y lo sádico, el episodio que abrirá el sendero de “Infieles” por el 9 contará la historia de un voyeur que pasa buena parte de su tiempo observando a través de su ventana a una pareja haciendo el amor con lujuria y pasión con distintas personas. El rol del obsesivo mirón está interpretado por Gerardo Romano, mientras que Natalia Lobo y Ramiro Blas le agregarán la cuota de sensualidad al capítulo.
“La clave de ‘Infieles’, más allá de lo audaz de la temática, es que el ciclo no se encasilla en una sesgada visión de género de tipo moralista. Tanto mujeres como hombres se sienten identificados con el programa porque se aborda un problema universal de manera abierta y sin prejuicios. ¿O quién no fantaseó alguna vez con engañar a su pareja? La infidelidad, auncuando se da solamente en formato imaginativo, pertenece a la naturaleza propia del ser humano”, concluye Estevanez.