Mar 25.02.2003

ESPECTáCULOS

El premio Alfaguara fue para un rocker mexicano

Xavier Velazco, periodista musical y autor de historias que pintan el México de los márgenes, ganó por la novela “Diablo guardián”. “El periodismo y la literatura son primos incestuosos y adúlteros”, comentó.

› Por Silvina Friera

No es frecuente que el premio que entrega anualmente la editorial Alfaguara lo gane un desconocido para el ámbito literario o un “fantasma”, como lo definió irónicamente uno de los miembros del jurado. La segunda sorpresa es que el premiado proviene del mundillo del periodismo del rock y la crónica nocturna. Xavier Velasco, el afortunado acreedor de los 175 mil dólares por la novela Diablo Guardián, es un narrador, cronista y ensayista mexicano que empezó colaborando en el suplemento “La onda de Novedades”, donde escribía crónicas de grupos de rock. El tercer detalle, tan extraño como enigmático, reside en la trama: Pig, un escritor obsesionado, presencia el entierro de Violetta, una prostituta que le dejó grabadas sus experiencias en una colección de cintas. Esta mujer, movida por un irrefrenable rechazo por la pobreza, la mediocridad y una enorme ambición por el lujo, decidió escapar de México con un montón de dinero robado, justo cuando sus padres la estaban por encerrar en un psiquiátrico. “El jurado ha valorado el hábil tratamiento del lenguaje oral al servicio de una narración que cautiva al lector por su dinamismo, gracia y tono picaresco. La novela abre además perspectivas originales al presentar los conflictos del lenguaje y cultura que surgen en el encuentro de lo hispano y lo norteamericano, a través de la voz y la peripecia de un extraordinario personaje femenino”, dijo Luis Mateo Diez, presidente del jurado.
Velasco, nacido en 1958 en México, es autor de Una banda nombrada Caifanes, ensayo biográfico en el que hace una semblanza de esta célebre banda de rock mexicana, especialmente en torno de su vocalista, Saúl Hernández. Después llegó el turno de una novela que publicó por entregas, Los hijos de Ziggy Stardust, en la que se sumergió en las andanzas de otro grupo de rock, La Sonora Fabergé. En 1993, publicó Cecilia, una novela corta y en el 2000 Luna llena en las rocas, un libro a mitad de camino entre la crónica y la novela, que traza una singular radiografía nocturna de la ciudad de México: un narrador que confraterniza con las parejas danzoneras del salón Colonial, coquetea al filo de la navaja con los travestis del Famoso 42, entre otras incursiones noctámbulas. Sobre cinco manuscritos seleccionados como finalistas, entre las 473 novelas presentadas el jurado decidió otorgar por mayoría el sexto premio, dotado con 175.000 dólares, a Diablo Guardián. En las ediciones anteriores del premio Alfaguara, los ganadores fueron el argentino Tomás Eloy Martínez (por El vuelo de la reina, 2002), la mexicana Elena Poniatowska (por La piel del cielo, 2001) y el español Manuel Vicent (por Son de mar, 200), entre otros. El ganador de esta edición admitió que Luna llena... fue una suerte de “preparación, de fogueo, un entrenamiento para estar en forma para el proyecto grande de mi novela, que me ha llevado mucho tiempo y muchas dudas”.
Para el escritor y periodista chileno Alberto Fuguet, también miembro del jurado, la novela de Velasco es un triunfo de una nueva estética border y fronteriza: “Se parece a Desayuno en Tiffany’s, pero en clave trash. Es totalmente anti realismo mágico, porque el relato se lo puede escuchar al son de Iggy Pop y de Siouxsie & The Banshees. Es muy fronteriza no sólo a nivel psicológico –siempre está en la orilla de lo esperpéntico, de la locura y de lo cómico– sino también porque ocurre en la frontera”. El ganador comentó que por terminar la novela premiada por Alfaguara descuidó muchos trabajos y acumuló una “obscena” deuda de más de seis meses del alquiler de su casa. “El periodismo y la literatura son primos incestuosos y adúlteros. Lo peor de este tipo de relaciones es que uno nunca sabe quién es la esposa ni quién la amante. Es una relación muy histérica, pero al mismo tiempo muy divertida, en donde una se nutre de la otra, porque a pesar de los muchos géneros existentes, la escritura es unasola”, explicó Velasco. “La protagonista femenina es muy mexicana, una mujer muy renegada y un poco apátrida, una buscavidas que tiene una enorme prisa por vivir y por eso elige un lenguaje con cierto ritmo punk, aunque no tenga una estética punk”, precisó el ganador durante la teleconferencia con medios latinoamericanos y españoles.
En el estilo narrativo de Amores perros y Y tu mamá también, según reseñó Manuel Gutiérrez Aragón, otro de los miembros del jurado, Diablo Guardián, apela a un lenguaje genuino y espontáneo, construido entre la cruza del español y el spanglish, para contar los avatares de una mujer que erige su vida a partir del desenfreno y la manipulación de los demás. “Soy una persona que le gusta escribir y que toda la vida me ha costado mucho trabajo. Hay un placer masoquista en todo esto, me imagino sufriendo por la misma causa o llorando por los mismos dolores, como diría José Alfredo Jiménez”, aclaró Velasco.

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