Jue 15.05.2003

ESPECTáCULOS

Pierre Bourdieu, la sociología como un moderno “deporte de combate”

La Alianza Francesa presenta hoy un film inédito en Argentina, que refleja los trabajos y los días de este notable intelectual y activista.

“Estoy transpirando de nervios”, dice el hombre, mientras espera el inicio de la teleconferencia. “Es increíble, ¿no? No lo puedo controlar, qué cosa fea.” Luego, entre amargado y deprimido, agacha la cabeza y apoya en ella las manos. No, no es un principiante el que padece antes de hablar ante un auditorio, sino el mismísimo Pierre Bourdieu, uno de los más grandes intelectuales de las tres últimas décadas. Con esa escena sorprendente se abre La sociología es un deporte de combate, documental sobre Bourdieu que hace un par de años estuvo en cartel en Francia –con infrecuente repercusión, teniendo en cuenta tema y formato– y que hoy se verá, por única vez, en Buenos Aires. De dos horas y media de duración y con subtítulos en castellano, la Alianza Francesa lo proyectará hoy a las 19.30, en su auditorio de la calle Córdoba 946 y con entrada libre y gratuita.
Con presentación de los sociólogos Gustavo Moscona y Lucas Rubinich, la proyección del documental sobre Bourdieu forma parte del ciclo de conferencias “Las transformaciones del mundo intelectual”, que con auspicio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA vienen teniendo lugar en ese establecimiento y en el Centro Rojas, desde el lunes pasado y hasta fines de junio. Nacido en 1930 y fallecido en enero del año pasado, autor de libros esenciales como Razón práctica sobre la teoría de la acción, La reproducción y La miseria del mundo, Bourdieu es sin duda el sociólogo más influyente de las últimas décadas, además de un verdadero bastión intelectual contra el avance del neoliberalismo. Profesor del College de France, editor de la publicación Liber y líder del colectivo de trabajo Raisons pour réagir, el pensamiento y los trabajos de Bourdieu ejercieron una influencia decisiva en áreas como la educación, la antropología, la economía y la sociología. A la vez, su activismo social y político reactivó la alicaída figura del intelectual comprometido, articulando el mundo del pensamiento y la investigación social con las luchas callejeras.
Todo ello aparece puntualmente reflejado en La sociología es un deporte de combate (título que refiere a una de sus frases más citables), pero lo más destacable del documental grabado en video por el periodista de investigación Pierre Carles es que su retrato de la figura de Bourdieu no se limita a las facetas más notorias o esperables de su personalidad, sino que abarca la rutina completa de sus días, cubriendo desde lo más eminente a lo más banal. Filmado a lo largo de tres años, la cámara sigue a su sujeto desde una de sus clases en el College de France hasta la elaboración de un próximo libro, pasando por sus encuentros con los intelectuales amigos Edward Saïd y Günther Grass, la asistencia a una manifestación callejera en la que toma la palabra José Bové (el agricultor que hace unos años fue enviado a prisión por su intento de tomar una sucursal de McDonald’s) o el debate abierto (y muy peleado, por cierto) con miembros de una comunidad marginalizada.
Del conjunto se desprende la figura de un intelectual en acción, que piensa siempre en voz alta y no tiene el menor pudor en manifestar dudas, hesitaciones o tartamudeos. Así, tan asombroso como aquella confesión de nerviosismo resulta el modo en que Bourdieu cierra una ponencia académica, dando vueltas y admitiendo finalmente que no sabe cómo cerrarla. Luminoso y fascinante juego de la verdad, si algo enseña La sociología es un deporte de combate es que el trabajo intelectual es justamente eso: un trabajo, el permanente y obstinado planteamiento de nuevos problemas a resolver.
Genuina muestra de cine directo, lo que capta el documental de Carles es el fluir de los trabajos y los días, y a ese fluir le sobran –como alpropio retratado– humor y frescura. Imperdibles son ciertas amables “chicanas” a algún autor novel, tanto como las sobreactuadas disputas de Bourdieu con su secretaria, dignas de una screwball comedy hollywoodense. Pero si hay un momento que refleja como ningún otro la espontaneidad de La sociología es un deporte de combate es ese en el que de pronto alguien irrumpe en el estudio del profesor, avisando que trae “una carta de monsieur Godard”. Algo sorprendido, Bourdieu intenta leerla, pero fracasa ante el heterogéneo montaje de ideas e imágenes, típicamente godardiano. Tras un largo silencio, el sociólogo mira detrás de cámara y comenta, entre divertido y perplejo: “La verdad, no entiendo nada. Yo no sirvo para la poesía.” Si algo deja claro el documental de Carles es que para Bourdieu, la sociología era, en efecto, un deporte, un combate y también el mejor modo de ser rabiosamente honesto, consigo mismo y con sus semejantes.

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