@Diez años después de su anterior concierto, Bruce Springsteen volvió a Gijón acompañado de su E Street Band, y triunfó de nuevo ante los 40.000 incondicionales que se dieron cita en El Molinón. Fue la primera actuación del ya veterano El Jefe en una gira española que lo llevará también a Madrid y a Barcelona. Minutos antes de la hora anunciada, el estadio era un hervidero que se transformó en impresionante ovación con la aparición en el escenario de todos los miembros de la E Street Band (Steven Van Zandt y Nils Lofgren en guitarras, Roy Bittan y Danny Federici en teclados, Gary Tallent en bajo y Max Weinberg en batería), un desfile que terminó con la llegada de El Jefe, con chaleco y completamente vestido de negro. Poco después de las 21.00 horas, y a plena luz del día, The Boss recibió a sus seguidores, en contra de lo habitual en esta gira, con una versión eléctrica de “The promised land”, acogida con el entusiasmo propio de un público entregado que había “peleado” las primeras filas del escenario con esperas de hasta cuarenta y ocho horas.
A partir de ahí, Springsteen, que saludó al público en un dificultoso castellano, fue desgranando, a un ritmo desenfrenado, temas de su último trabajo The rising, una versión lúcida y crítica sobre la conmoción que supusieron para Estados Unidos los atentados del 11 de septiembre. Un público que incluía a padres con adolescentes que debieron quedarse con las ganas en la anterior visita de Springsteen a Gijón, coreó los temas más clásicos del repertorio, como “Darlington County”, “Born to Run” y “Bobby Jean”. El ritmo no decayó a lo largo del concierto, tanto por el derroche de energía del músico de New Jersey como por el perfecto acoplamiento con su banda, un grupo de virtuosos que combinan como pocos su veteranía con la mejor tecnología puesta al servicio de un sonido inmaculado. La actuación, que presentó veintitrés canciones en casi tres horas, se desarrolló sobre un escenario de más de 50 metros de ancho: “No movés el culo ante 30.000 fans si no tenés ego”, había afirmado el autor de “The river” antes de esta gira, y lo demostró con una puesta impactante.
Su capacidad de conectar con el público no desentonó respecto a anteriores conciertos, con lo que consiguió mantener intactos sus registros más aclamados de las décadas de los años setenta y de los ochenta a lo largo de su dilatada carrera. Springsteen alardeó de facultades físicas a pesar de sus 53 años, con carreras y saltos sobre el piano incluidos antes de rodar por el escenario en medio del delirio de sus fans.