ESPECTáCULOS
“El problema de la inmigración es teatralmente muy provechoso”
Aldo El Jatib Amato, director del grupo El Rayo Misterioso, explica cómo se planteó la obra “Machina Napoli”, en cartel en el Abasto.
› Por Cecilia Hopkins
Fundado hace 9 años en la ciudad de Rosario bajo la dirección de Aldo El Jatib Amato, el Grupo Laboratorio de Teatro El Rayo Misterioso está presentando Machina Napoli, su más reciente producción, en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759), los viernes a las 21. El grupo, que desde hace años realiza giras y participa en encuentros internacionales, es en la actualidad uno de los referentes del teatro rosarino de experimentación, no solamente por el carácter renovador de sus montajes, su férrea organización y seriedad de trabajo, sino también por una continua labor pedagógica que desarrolla a través de la conducción de seminarios de entrenamiento actoral, la publicación de dos revistas (Icaro y Teatro, truenos y misterios) y la organización anual del Festival Internacional de Teatro Experimenta. Entre otras distinciones, el grupo ganó el Premio Argentores 2002, en reconocimiento a su trayectoria, como “un valioso ejemplo de las nuevas tendencias”.
Según explica su director a Página/12, el grupo varía en la elección de las resoluciones formales en cada una de sus obras, pero siempre jerarquiza la problemática social en la selección de los temas a desarrollar. De este modo, Cirujas (1995) encaró el tema de la subsistencia urbana a partir de la recolección de los desechos callejeros, y Ram (2000), el de las condiciones de vida en las villas. Con Machina Napoli, su quinto montaje, el grupo decidió indagar sobre sus orígenes y propios conflictos, centrándose en el tema de la inmigración. El proceso de trabajo se inició, según explica el director, en una investigación histórica destinada a comprender las claves del fenómeno (incluso se inspiraron en la genealogía de una familia italiana de inmigrantes), a la vez que los actores profundizaban en aspectos técnicos inherentes a la actuación.
“La problemática de la inmigración es actual –analiza El Jatib Amato–, porque esto de irse del país a buscar nuevos horizontes es el mismo conflicto de nuestros antepasados pero con la inversión de volver hacia el lugar donde ellos partieron: una situación conflictiva y por ende, teatralmente provechosa por lo paradójica y absurda.” El elenco, compuesto por Juan Manuel Arana, Ada Cottu, José Pierini, María de los Angeles Oliver Marziali y Natalia Di Bernardis, resume a golpe de imágenes la historia de una familia italiana que emigra a la Argentina. El montaje pone en escena el sufrimiento que acarrea el abandono del país y sus tradiciones, los padecimientos de la guerra y la miseria, pero también la expresión de una alegría contagiosa que renace a pesar de un contexto político y social en ebullición.
–¿Cómo surgió la necesidad de hacer la obra en italiano?
–La decisión fue mía y el motivo fue tratar de lograr el máximo acercamiento a la cultura italiana, y a la napolitana, ya que en la obra aparece el dialecto campano, de esa región. Me pareció interesante desde el punto de vista de las sensaciones, de lo sonoro/auditivo: sumergirnos no sólo en los comportamientos, acciones o conflictos, sino desde la inmediatez del tono y la cadencia musical característica de los italianos.
–¿Qué significa la expresión “dramática de la superación”, que aparece en el programa del espectáculo?
–Yo llamo “dramática de la superación” a un tipo de teatro que no divide el arte con la vida y que cuenta con actores que no sólo se preparan para “hacer teatro” sino para superarse. Como “operadores de las emociones”, los actores están preparados tanto psicofísica como espiritualmente. De manera que, si se desea expresar una verdad en forma bella, el actor tiene que trabajar para amplificar sus posibilidades expresivas, lo cual va a amplificar sus posibilidades espirituales. Ahi aparece “la terapéutica de la acción”.
–¿Cómo resumiría el sentido del teatro para El Rayo...?
–El teatro tiene orígenes ceremoniales: en sus comienzos, la realización del ritual ceremonial tenía un carácter higiénico que tenía el objeto de sublimar, de desagotar una energía negativa. Para nosotros lo ceremonial es imprescindible y significa una actitud de compromiso y entrega de uno mismo hacia los espectadores.