ESPECTáCULOS
› DIEGO TORRES METIO A 45 MIL PERSONAS EN LA CANCHA DE RIVER
El Papa y Bob Marley lo bendijeron
El cantante pop fue ovacionado por su “Color esperanza”, pero también cantó “Chalamán” y mostró imágenes de las Madres y de Irak.
› Por Roque Casciero
“Los veo un poquito cagados de frío”, bromeó Diego Torres cuando promediaba su show del sábado. “Habría que haber techado el estadio, pero no alcanzaba la plata.” Tenía razón: el sábado a la noche, la cancha de River era lo más parecido a una heladera para 45 mil personas que pueda concebirse. Sin embargo, no hubo quejas, porque el cantante y actor dejó en claro el porqué de su éxito actual con un show que movió y conmovió a familias enteras y a quinceañeras gritonas por igual. Por supuesto, guardó para el final su hit “Color esperanza”, que ha provocado nimiedades tales como que Juan Pablo II y otras 600 mil personas lo escucharan cantarlo en España, o que el disco que lo contiene (Un mundo diferente) haya superado el cuádruple platino en una Argentina en la que vender 160 mil discos no es cosa de todos los días.
Pero Torres tiene sobre sus espaldas mucho más que un hit que tira una voz de aliento en medio de la pálida general. Su carrera como cantante, siempre ascendente, ya supera los diez años, en los cuales ha logrado una madurez notable como artista pop. Sus canciones parecen siempre girar en torno a tres ejes musicales: las mezclas flamenco-latinas (no por nada cantó junto a los Ketama), las baladas (generalmente con historias de desamor de por medio) y los reggaes (eso sí, a miles de kilómetros del roots, esto es, lo más tradicional del género). En ese ambiente, puede soltar su garganta y demostrar que tiene resto como para hacer pasar papelones a más de un colega. Si no, comparar su voz con la de Enrique Iglesias, por caso.
Como si con los méritos anteriores no alcanzara, Torres es simpático, entrador, la clase de muchacho de barrio educado y querible con quien sueñan las suegras. Dieguito es el chico que habla como si estuviera en el living de su casa y se ríe de sí mismo y de las supuestas imposiciones del éxito (“estoy haciendo un tratamiento a base de colágeno”). En la platea, las chicas suspiran y las mamás... también. Y esa gracia natural del cantante resultó, en buena medida, un alivio ante las condiciones de la noche, porque le sirvió para conectarse hasta con el más lejano y congelado habitante de la popular.
Hubo momentos emotivos para el propio Torres que se trasladaron a su público. Cada vez que aparecían imágenes de su madre, la fallecida cantante Lolita Torres, o del resto de su familia, en la platea se multiplicaban los codazos cómplices y los comentarios susurrados. Lo mismo pasó cuando le dedicó la canción “A través del tiempo” a su amigo Fernando Olmedo (el hijo de Alberto Olmedo, que murió en el mismo accidente que el cuartetero Rodrigo).
Torres no es muy afecto a apartarse de una corrección política propia de estrella pop. Sin embargo, en el show de River hubo notables excepciones. Primero, en las pantallas hubo imágenes de las Madres de Plaza de Mayo, José Luis Cabezas, la guerra en Irak y explosiones atómicas en las pantallas, mientras sonaba “Deja de pedir perdón”. Más tarde le agradeció irónicamente a Menem (aunque sin nombrarlo) que se haya retirado. Pero la más jugada de estas movidas fue durante el cover de “Chalamán”, de LosAbuelos de la Nada: en las pantallas se vio a Bob Marley, luego a un jamaiquino armando y fumando un porro del tamaño de un toscano, y finalmente una especie de emblema con una hoja de marihuana. Y todo eso en el contexto de un show de música pop.
Esa actitud contrastó con el conservadurismo a la hora de elegir el sonido y los arreglos para su ajustada banda: sin la voz de Torres, sus canciones podrían confundirse con las de Luis Miguel o Ricky Martin. Si Madonna revolucionó su entorno sonoro gracias a William Orbit y Mirwais, y Britney Spears y Justin Timberlake confían en la avanzada de los Neptunes, ¿no será hora de que los artistas de pop latino tomen el ejemplo de las estrellas del norte y se arriesguen un poco? Tal vez ése sea el desafío futuro para Diego Torres. Ahora disfruta de haber “parido”, según dijo, el concierto más importante de su carrera.
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