Mar 17.06.2003

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA AL MUSICO ESPAÑOL LUIS EDUARDO AUTE

“Soy un solitario-solidario”

El cantautor explica de qué manera influyó la realidad política y personal en su nuevo disco, “Alas y balas”. “Nos movemos siempre entre las ansias de volar y la imposibilidad de hacerlo”, señala.

Por Fietta Jarque
Desde Madrid

El título del nuevo disco de Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) no puede haber aterrizado en momento más oportuno, se llama: Alas y balas. El lirismo de este poeta, cineasta y pintor, además de músico, se une a su posición ante la realidad, tan crudamente como suele él describirla. Aute está a punto de concluir la primera parte de una gira por España con la presentación de este trabajo en Madrid y seguirá luego por América latina para proseguir en otras ciudades españolas a su vuelta. Mucho movimiento para un disco que no sólo trae canciones, sino también actitudes ante la vida. El tema que da título al álbum se mueve con un ritmo algo distinto al resto de canciones, como si el traqueteo de su poesía impusiera su forma a la música. “Hay un juego de palabras fonético y conceptual”, afirma. “Me interesa que este disco tenga una vigencia muy contemporánea. El disco lo escribí el verano pasado, un poco a la rémora del 11 de septiembre, cuando ya el clima incubaba la guerra. Me gustaría que sea un aporte más, solidario, reivindicativo y contundente, al No a la guerra. Aunque no se haya logrado parar a Bush.”
Los cantautores fueron siempre portavoces de las insatisfacciones sociales, políticas y personales. Pero, visto con la perspectiva del tiempo, ¿sirvieron esas denuncias para algo? Aute espera que no se haya perdido ese espíritu. “Espero que a los jóvenes cantautores les siga animando la idea de salir a la calle con sus canciones intentando sensibilizar a la gente sobre todo ante estos despropósitos trágicos que se siguen sucediendo.” Más que una carrera, Aute tiene una forma de estar en la vida. Autodidacta en casi todo, sus pinturas y películas de animación, tanto como sus poemas y sus canciones, van por un camino solitario, alejados de las modas del momento.
“No es nada que me haya planteado, ha salido así. Me meto en mis propios berenjenales con objetivos relativamente claros. De repente ese trabajo coincide con el estado de ánimo de otra gente, pero no hay un planteamiento de estar ni dentro ni fuera de las modas. Sé lo que sucede a mi alrededor en arte, por ejemplo, pero sobre todo intento disfrutar con lo que hago. Estoy al día, no obsesionado. Mi película, Un perro llamado dolor no intentaba ser vanguardista, simplemente fue saliendo así, a partir de un dibujo clásico. En cualquier caso, pienso que el trabajo creativo es muy solitario. Y en ese sentido reivindico la actitud del solitario-solidario. Además de eso, en el campo del arte la independencia de criterio es muy importante y yo trato de mantenerla.”
Con tantas actividades, no puede decirse que Aute se aburra. “Mi forma de descansar es cambiar de actividad”, cuenta. Alas y balas fue, en cierta forma su descanso después de Un perro llamado dolor, film que se exhibió este año en el Festival de Cine de Mar del Plata. “El perro me robó poco más de cinco años. Yo voy apuntando siempre cosas, frases, ideas o dibujos. No encontraba el momento de concentrarme en el disco hasta que terminé la película. Me encerré en agosto pasado y empecé a organizar los apuntes dispersos y desarrollar las canciones. Luego pasó de todo porque no sé trabajar si no tengo ganas de hacerlo. Y no tenía ganas de escribir canciones. El último disco fue Aire invisible, un doble con 31 temas. Y me quedé exhausto, sin ganas de tomar la guitarra. Hasta agosto pasado en que me quedé solo en Madrid y me encerré a cal y canto.”
Más allá del que da título al disco, los otras temas son más narrativos, quizá más a tono con canciones anteriores. Temas de amor presos del desengaño y cierto escepticismo irónico. “No es que me lo proponga, supongo que el amor es así. No hay muchos motivos para ilusionarse”, puntualiza. En “Luz contraluz” es el amor que se esfuma, en “Abrázame” es el miedo ante la vida y la guerra, “Sin vivir” es la ausencia, “Más de lo mismo” es el hastío... “Esa es quizá la única canción de amor en la que, apesar de la rutina del paso de los años, no se plantea la ruptura sino el seguir pero con un ‘vamos a imaginar que somos otros’. Es la única canción de amor con la voluntad de amarse y de seguir juntos”, explica.
También habla de sí mismo, del paso de los años. “Este es, entre mis últimos discos, el que quizá tenga mayor sentido del humor”, aclara. “Veo los cambios con escepticismo y, en consecuencia, con ciertas dosis de humor, porque si no es imposible convivir con él. Se convierte en pesimismo y del pesimismo a no hacer nada hay un papel de fumar. El humor sirve para seguir andando y ofrece una perspectiva más amplia sobre las cosas.”
En este disco recupera “Albanta”, un tema de hace 25 años. Y aparece como una sorpresa al escucharlo porque no aparece en la lista de canciones, aunque se incluye la letra. “Lo recupero por dos motivos, porque esa canción la grabé sin terminar del todo la letra. Fue la última del disco y la que le dio el título porque salió muy espontánea, aunque había cosas que no me acababan de gustar y desde hace tiempo la quería rematar y pulir. Al volver a ella, además, me di cuenta de que es todo lo contrario a Alas y balas. Aquella es la realidad: nos movemos entre las alas y las balas, entre las ansias de volar y la imposibilidad de hacerlo, porque siempre alguien te amenaza y lo impide, es la vida o la muerte. ‘Albanta’ son los sueños. Más que los sueños, la inocencia. Es una situación y un lugar imaginarios, lo que cada escucha quiera hacer. Es lo que es la realidad de todos los días. Y además está el parentesco fonético entre las dos canciones o sea que servía de contrapunto.”
No es la única coincidencia. El álbum empieza con el sonido de una granizada por una razón muy particular. “El disco lo grabamos en mi estudio, en casa, que tiene un techo abovedado. El primer día de grabación cayó una fuerte granizada y la grabamos porque más que el granizo, parece que son balines que caen del cielo, auténticas balas con alas, imposible”, relata. “Se desarrolla todo el disco y al final está otra vez el sonido de la granizada pero en sentido inverso, se escucha al revés para dar paso a ‘Albanta’ que es el mundo al revés, el mundo de lo que no existe.”

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