ESPECTáCULOS
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Un gran triunfo sobre el horror
Por Alcira Argumedo*
En su descargo ante el conflicto con la película Los rubios de Albertina Carri publicado en Página/12 el 8 de julio, Marcelo Céspedes da contundentes fundamentos adicionales para la indignación de esas “tantas personas de buena fe” que firmamos la solicitada, conminando a una pronta resolución del problema. Céspedes preside una Asociación Civil cuyo principal objetivo sería la producción de documentales sobre temas vinculados con la tragedia de los detenidos-desaparecidos. Afirma que Cine-Ojo tiene una larga trayectoria y que Los rubios no es su primera película; pero agreguemos que tampoco es su primer conflicto: pueden atestiguarlo la Asociación H.I.J.O.S.; Danielle Incalcaterra, directora del documental Tierra de Avellaneda; o Lucía Cedrón entre otros.
Para Céspedes, Albertina Carri habría realizado una “manipulación interesada... en su afán de obtener a cualquier precio sus fines”. Es evidente que el productor no entendió en absoluto el denso significado de la película que durante dos años ayudó a producir. Para Albertina es el relato desgarrante –narrado con especial talento– de una nenita de 4 años a quien le secuestraron a sus padres y durante ocho años más esperó una llamada, hasta saber que no volverían nunca. Céspedes pretende que “todo lo invertido y no sólo en términos económicos, sea compensado”, pero la compensación que reclama es excesivamente alta. Porque el tema es “estrictamente comercial”.
El cinismo de sus propias declaraciones condena a Céspedes, al cerrar displicentemente su nota señalando que “... ser portador de apellido es en la vida muchas veces una simple circunstancia”. Ser portador de apellido en la Argentina de las últimas décadas no ha sido en muchos casos “una simple circunstancia”. Para tantos hijos como Albertina, no lo ha sido. Y, precisamente, el que esos portadores hayan desarrollado una personalidad propia, superando el lugar de meras víctimas o sujetos de conmiseración, es un gran triunfo sobre el horror. Algo que el señor Céspedes parece no comprender.
* Cientista social