ESPECTáCULOS
“La sopa donde flotan unos pedazos de tangos”
En “Transcripción” hay un concierto y escenas de danza. Y hay agua. La música es de Pablo Ortiz y Kaija Saariaho, la coreografía es de Diana Theocharidis y participa el cellista Anssi Karttunen.
› Por Diego Fischerman
El compositor Pablo Ortiz habla de tangos improbables. Cita a Macedonio Fernández y nombra un “último tango argentino” y un “primer tango finlandés”. Anssi Karttunen, uno de los mejores cellistas del mundo, asegura que “el tango tuvo en Finlandia un desarrollo paralelo al de Argentina” y recuerda la génesis de estas composiciones sobre el recuerdo, en las que las Suites de Bach se entremezclan con Mahler y, claro, con el tango, y que conforman el núcleo central de un espectáculo llamado Transcripción, que se estrena hoy en el Centro Experimental del Teatro Colón. “El origen tuvo que ver con una transcripción para un grupo de ocho cellos de la versión de `Volver’ tocada a dúo por Aníbal Troilo y Astor PIazzolla.” Para el compositor, “de lo que se trataba era de encontrar la manera de trabajar todo aquello que no está escrito; de hecho estas obras, al igual que los tangos, están escritas de una manera totalmente cuadrada. Confían en que el intérprete sabrá qué hacer con ellas.”
Transcripción, sin embargo, está lejos de ser un espectáculo sobre tango e, incluso, lo que sobrevuela las piezas de Ortiz es, más bien, apenas un gesto asociado con ese género o, como él lo define, “una especie de sopa con pedazos flotando. Esos pedazos son restos de tangos, argentinos y finlandeses, además de otras cosas”. Por un lado, están las composiciones de este argentino discípulo de Gandini y de Mario Davidovsky, radicado en Estados Unidos y profesor de la Universidad de Davis, California, que, entre otras cosas, está componiendo una obra por encargo para el notable coro Chanticleer. Por el otro, Karttunen tocará en el espectáculo varias piezas para cello solo de una de las autoras más importantes del momento, su compatriota Kaija Saariaho (que las escribió especialmente para él, al igual que su genial Concierto para cello y orquesta, que fue grabado con la dirección de Esa-Pekka Salonen). “Tocar obras de autores que a uno lo conocen es una experiencia magnífica”, comenta Karttunen a Página/12. “En el caso de Saariaho, ella siempre compone con un intérprete en particular en la cabeza. En nuestro caso, ya hace años que toco sus obras. La primera vez que ella pensó en mí como intérprete, nos juntamos a hablar, estuvo preguntándome cosas sobre el instrumento, qué era posible, qué no. Cuando me entregó la obra, parecía escrita por un cellista. O mejor, era una obra a medida para mí”. Saariaho, que estrenó en el Festival de Salzburgo de 2000 su primera ópera, L’amour de loin, basada en un texto trovadoresco (La vida breve), estuvo ligada a la corriente espectralista (que trabaja con los espectros del sonido), pero en la actualidad tiene un estilo absolutamente original en el que el rasgo predominante es el sonido entendido como una poética en sí misma, plena de sugerencias y, a la vez, de ascetismo.
Con funciones, además de la de hoy, mañana y el sábado (todas a las 20.30) y el domingo 10 a las 17, Transcripción fue pensada por Ortiz junto a la coreógrafa Diana Theocharidis, que recientemente realizó la coreografía de la ópera Bomarzo, de Alberto Ginastera, con puesta de Alfredo Arias. Esta artista, que en Variété, de Mauricio Kagel (presentada en el Colón en 1999) había comenzado con un acróbata descolgándose desde la araña central de la sala (a más de 30 m de altura) y había concluido con una bailarina dentro de una pecera gigante, aquí optó por diseñar, con la colaboración de Pablo Fontdevila, una “instalación acuática en la que transcurre un concierto y algunas escenas de danza que remiten, como la música, a la memoria fragmentada”. La magnífica sala del CETC fue, literalmente, inundada, y el público y el cellista estarán situados en algo así como muelles, rodeados por agua, según la coreógrafa “el lugar elemental, capaz de contener en forma discontinua y siempre incompleta este universo de memorias personales y colectivas”. Con vestuario de Luciana Gutman, iluminación de Gonzalo Córdova y escenografía de Omar Duca, los intérpretes serán Mariela Loza, Sonia Nocera, Jorge Dermitzakis y Aníbal Jiménez.