ESPECTáCULOS
› UNA CHARLA CON JULIO BRESSANE, DIRECTOR DE “FILME DE AMOR”
“Busco la fuerza arcaica del gesto”
El realizador carioca, que integra la delegación que llegó a Buenos Aires para presentar la Semana del Cine Brasileño, reivindica la posibilidad de experimentar con su medio y propone una película sobre “la supervivencia de los gestos amorosos”.
› Por Luciano Monteagudo
Algunos afirman que Julio Bressane es al cine brasileño lo que Haroldo de Campos a la literatura de su país: un poeta concreto. Su obra, que se inició a fines de los años ‘60 con O anjo nasceu, tuvo siempre un carácter lúdico, experimental, y Filme de amor, su largo más reciente, que integra el Primer Gran Festival de Cine Brasileño que se está llevando a cabo en el Village Recoleta, no desmiente esa trayectoria, que incluye algunos films legendarios del cine carioca –Matou a família e foi ao cinema (1969), Amor louco (1971), Memórias de un estrangulador de loiras (1971)– que nunca llegaron a conocerse en la Argentina, pero cuyos títulos son lo suficientemente sugerentes como para justificar una retrospectiva de su obra. Algo que ya han hecho, por otra parte, algunos de los festivales más radicales del calendario cinematográfico internacional, como Rotterdam y Torino, donde Bressane ha sido homenajeado en los últimos años.
Sin embargo, en diálogo con Página/12, Bressane (56 años, verborrágico, de una erudición pasmosa), no se reivindica como una excentricidad del cine brasileño y se resiste a ser ubicado en los márgenes, a pesar de que filma con presupuestos bajísimos y que sus propuestas difícilmente puedan asociarse con eso que se suele llamar industria. “Nuestro cine siempre tuvo, desde sus mismos inicios, un carácter experimental muy fuerte. Y basta pensar en uno de nuestros films más emblemáticos, Dios y el diablo en la tierra del sol, de Glauber Rocha, para confirmarlo. Prefiero pensar que el cine brasileño es lo suficientemente amplio como para ocupar distintos carriles y yo sigo el mío en particular.”
Para Bressane, “todo arte es alusivo y si no es alusivo no existe”. Es por eso quizás que se dedicó a experimentar, a partir de Bras Cubas (1985), sobre Machado de Assis, con lo que él llama “traducción intersemiótica, que es una operación casi imposible: trabajar con objetos irreductibles, como una pintura o como una novela. Se trata, en todo caso, de recrear una forma, de sugerir una estructura. Evitar traducir un aspecto de la novela para intentar captar su estilo”.
El punto de partida de Filme de amor (que tuvo este año su prueba de fuego en la Quincena de los Realizadores de Cannes, adonde Bressane volvió después de haber sido un abonado a la Mostra de Venecia), sin embargo, es muy otro. “El origen de esta película está en las tres gracias de la mitología: Talía, Abigail y Eufrosina, una trinidad forjada por Venus, la diosa del Amor. Leí unos textos de Aby Warburg, uno de los principales pensadores de la modernidad, escritos hacia 1929, y llamaron mi atención sobre el juego del amor, que incluye los conceptos de belleza, amor y placer, y de cómo han sobrevivido desde la antigüedad hasta la vida contemporánea.”
Tres amigos, dos mujeres y un hombre, gente común de los suburbios de Río de Janeiro, se encuentran un fin de semana en un viejo departamento cercano a la estación ferroviaria, para charlar, beber y pasar un buen momento juntos, para darse un respiro frente a la gris realidad cotidiana. “Es gente de escasos recursos, pero muy sensible e inteligente y proyectan su imaginación en una especie de sueño, una intoxicación que los lleva hacia un terrero espiritual”, dice Bressane. “Intenté hacer una traducción de las imágenes de esa mitología pero otorgándole un color local, incorporándole una cierta arquitectura carioca. El telón de fondo del mito es la miseria y del fondo de la miseria carioca surge el mito. Esos amigos consiguen crear un hiato en ese martirio de la existencia y se reúnen los fines de semana para encontrar algún tipo de placer y de belleza.”
Lo que a Bressane le interesaba recuperar –más allá de la controversia que puedan provocar algunos momentos de sexo explícito– “es la fuerza arcaica, primitiva del gesto: el gesto como supervivencia, como un ballet, como una danza atávica”. Para Bressane, “el arte es esencialmente asocial” y por eso quizás su Filme de amor se lleva a cabo fuera del mundo exterior. “La embriaguez de los sentidos que buscan los personajes es unametáfora, que tiene que ver con estar más disponibles para percibir. Lo que alimenta al amor es el deseo, la fantasía y el film está hecho también de esas cosas, de esas anormalidades. El triple beneficio de las tres gracias se basa en los principios de dar, recibir y devolver. El simbolismo de las tres gracias es el simbolismo de todo sentimiento de amor, desde tiempos remotos hasta el presente”, afirma el director.
Uno de los puntos altos de Filme de amor, destacado ya por la crítica brasileña que presenció su lanzamiento en Cannes, es la notable fotografía de Walter Carvalho, que ya había deslumbrado antes en Central do Brasil y que aquí pasa con una increíble fluidez del color, al sepia y al blanco y negro. “Aprendí mucho con Walter, con quien ya había trabajado en un corto de 1977, A viola chinesa. Para Filme de amor estudiamos muchísimo a diversos maestros de la pintura, para llegar a un proceso de mímesis, para recrear las texturas antes que los cuadros en sí. Podríamos decir que el 95 por ciento de los encuadres del film están inspirados en alguna pintura, aunque no necesariamente pueda reconocerse. ¿Algún pintor en particular? Sí, Balthus, porque en la génesis de su pintura hay un carácter sensual y al mismo tiempo paródico que se asociaba muy bien a nuestra película.”.
* Filme de amor se verá mañana domingo a las 20, el lunes 11 a las 14 y el martes 12 a las 18 horas.