ESPECTáCULOS
› SIGUE LA EDICION LOCAL DE UNA SERIE DISCOGRAFICA
Jazz en la ribera del Sena
Otros diez volúmenes continúan la colección dedicada al género en París, desde las bandas de la ocupación hasta lo último de Grappelli.
› Por Diego Fischerman
En la apropiación que París hizo del jazz puede leerse, además de una clara cuestión de mercado (un público posible, sellos discográficos dispuestos a grabar, lugares donde tocar), una sintonía particular. Casi como si ese género hubiera nacido para sonar allí, precisamente en la ribera izquierda del Sena y, sobre todo, en las décadas de 1940, 1950 y 1960. La excelente serie llamada, explícitamente, Jazz in Paris, no hace más que recoger esa empatía. A través de grabaciones realizadas por músicos locales o por norteamericanos ocasional o definitivamente tentados por la tolerancia europea (a la droga y al color negro de las pieles, entre otras cosas), la colección da cuenta de mucho del mejor jazz de esos años. La tercera entrega editada localmente –a un precio de aproximadamente $14– incluye diez volúmenes. Algunos de ellos –como los dos en los que toca el genial violinista Stéphane Grappeli– son imperdibles.
En orden cronológico, los primeros CD de la serie corresponden al período de la Segunda Guerra y la liberación. Uno, bautizado Jazz sous l’occupation, agrupa registros de orquestas y grupos olvidados o casi, en varios de los cuales toca Joseph Reinhardt, hermano de Django y miembro del Quinteto del Hot Club original. Su sexteto, la Orquesta musette Swing Royal, Le Quintette Français (donde tocaba el clarinete Hubert Rostaing, que también tocaba en el quinteto de Django, reemplazando a Grappelli, que se había ido a Londres), la orquesta del trompetista Christian Bellest, el André Ekyan Ensemble (también con Rostaing) y el grupo del armoniquista Danny Kane proveen un fresco bastante preciso de qué sonaba en la París vigilada por la Gestapo. Django’s Blues reúne grabaciones realizadas en julio y octubre de 1947 por el quinteto de Django Reinhardt (precisamente en su encarnación con clarinete) y algunas versiones, como las de “Love’s Mood” e “Insensiblement” alcanzan para la recomendación más calurosa. Una de las joyas de la colección es el CD que junta registros realizados en 1956 y 1957 por el grupo vocal Les Blues Stars y tres canciones por Henri Salvador, grabadas en 1956. En el primer caso se trata de dos formaciones distintas del grupo, la primera con Blossom Dearie y la segunda con Mimi Perrin, que luego formaría Les Double Six. Salvador aparece como cantante y guitarrista, acompañado por Pierre Michelot en contrabajo y JeanBaptiste Reilles en batería.
En 1958 Paris Olympia aparece una de las mejores formaciones que tuvo el Jazz Messengers de Art Blakey, en una historia rica en grandes formaciones. Aquí están, junto al baterista, Lee Morgan en trompeta, Benny Golson en saxo tenor, Bobby Timmons en piano y el contrabajista Jimmy Merritt. La versión de “I Remember Clifford” (el clásico de Golson) es antológica. El baterista Max Roach, en sus Parisian Sketches –junto al trombonista Julian Priester, Stanley y Tommy Turrentine en saxo y trompeta y Bob Boswell en contrabajo–, grabados en 1960, propone también una mirada creativa sobre el jazz, mientras que Toots Thielemans, como guitarrista y sin la armónica, propone Blues pour flirter. Dizzy Gillespie & His Operatic Strings Orchestra es un álbum del famoso trompetista junto a, obviamente, las cuerdas de la Opera de París (los mismos con los que había grabado Piazzolla en 1955) con versiones excelentes de temas como “Jalousie” o “The Man I Love” en tanto que Porgy & Bess, de 1971, se trata de seis de los números de la ópera de Gershwin, por una big band impactante, orquestada por el trompetista Ivan Jullien.
Stéphane Grappelli, el viejo partenaire de Django, aparece en dos de los volúmenes de esta nueva entrega y ambos son extraordinarios. Uno es el segundo de los que lo presentan junto al pianista Oscar Peterson. El otro, Stéphane Grappelli plays Cole Porter, incluye registros de 1975 y 1976 con dos grupos que incluyen a Eddie Louiss en órgano y al notable baterista Daniel Humair. Clásicos como “It’s All Right with Me”, “Anything Goes”, “Love for Sale” o “My Heart Belongs to Daddy” muestran al violinista en la plenitud de sus posibilidades. El fraseo siempre elegante, la imaginaciónrítmica, el impulso y la interacción con Louiss y, en el segundo de los grupos, con la guitarra de Jimmy Gourley, hacen que estas grabaciones estén entre lo mejor del período tardío del violinista.