“Usar la cámara oculta es más de espía que de periodista”, asegura Daniel Tognetti. Desde hoy, Rolando Graña y Tognetti conducirán una versión doble de “Puntodoc” (miércoles a las 22 y domingos a las 23) por un canal, América, que apuesta al vivo como método para bajar costos. En su cuarta temporada, “Puntodoc” producirá investigaciones políticas y sociales para la semana, dejando para el fin de semana los informes de “tendencia”.
–¿Por qué la cámara oculta les parece de espías?
Daniel Tognetti: –Cada vez soy más crítico de la cámara oculta. Nosotros la usamos, pero tuvimos grandes discusiones. Es un trabajo de espía más que de periodista. En los programas de investigación periodística de EE.UU., como “60 minutos”, no utilizan eso. La cámara oculta es un reduccionismo de la investigación periodística. En la Argentina está bastante banalizado. En algún momento vamos a tener que plantearnos cuál es el uso que debemos darle. Y para mí, nuestros mejores programas fueron sin cámara oculta, como el de Mario Firmenich.
Rolando Graña: –Pero el uso que le damos también tiene que ver con el nivel de mentira pública que hay en el país. De otro modo, muchas veces se hace difícil demostrar lo que sucede.
–¿Cómo van a utilizar los dos días?
R.G.: –”Puntodoc” tiene doble vía. Una de investigación más seria, de largo plazo, y otra de tendencias. La coyuntura cambió nuestro formato de investigación clásica. El 11 de septiembre y el 20 de diciembre nos permitió armar y desarmar programas en 24 horas. El año pasado la tendencia fue clara y el fenómeno es de largo plazo. Nos dimos cuenta de que podíamos hacer actualidad.
D.T.: –Para el comienzo tenemos dos o tres programas que son pura maldad. Pero no queremos contar porque nos llenan de cartas documento o recursos de amparo para sacarnos plata.
–¿Los medios pueden perder prestigio como los políticos, en estos días?
R.G.: –Muchos tienen la idea de que existe una situación crítica contra los medios. Es verdad que hubo escraches contra Radio 10, contra Clarín, y repudios varios. Pero también los programas periodísticos estuvieron en alza. Tanto Lanata como Hadad. Creo que existe una sofisticación del público que va precisando su mecanismo de credibilidad. La crisis política siempre se llevó a algún comunicador. Gómez Fuentes cayó con la mentira de Malvinas, Carlos Campolongo tuvo su desgracia con el asunto de Semana Santa, Bernardo Neustadt se desinfló con el menemismo. Aquí hubo periodistas que defendieron la convertibilidad...
D.T.: –Hay periodistas que vienen con 25 años de trabajo y son parte de lo que sucede. Hay columnistas que no pueden explicar por qué hace un año Cavallo era salvador. Los medios también construyen . Los periodistas son del equipo que nunca pierde, como decía Passarella. Mariano Grondona fue el vocero de Domingo Cavallo. Lo dijo el mismo José Luis Machinea en un programa de Marcelo Longobardi. Grondona no puede explicar lo que pasa, no tiene derecho.
–¿Cómo les afecta la crisis?
D.T.: –Se terminaron los años dorados del menemismo con presupuestos inmensos, salarios altos, grandes despliegues y figuras internacionales. Ahora, la torta publicitaria no alcanza. Pero nuestro programa es austero y seguiremos con nuestra forma de trabajar.
R.G.: –En el primer final de la plata dulce, cuando terminó la dictadura, era una situación similar. Este es un proceso corregido y aumentado. Es el fin de la plata dulce, parte 2. En esa época hubo un gran proceso de ajuste en la TV con la devaluación. Mirtha Legrand se quedó sin programa y a las grandes estrellas les bajaron el sueldo. La TV,acostumbrada a comprar tecnología de afuera, colapsó.
–¿Qué investigación les queda pendiente?
R.G.: –Me gustaría conseguir uno de esos datos que terminan un partido: la venta de armas o el video de la Trafic llegando a la AMIA. Estuvimos cerca cuando conseguimos papeles de la DEA donde Menem tenía un legajo por narcotráfico. Era un papel oficial de la DEA. Y estuvimos a punto de sacar un documental sobre Galimberti. Ahora ya fue.