Sáb 20.09.2003

ESPECTáCULOS

Cómo vivir del teatro

La Zaranda se presenta como un grupo que “preserva lo esencial y desecha lo inservible”. Esto significa apuntar a un teatro sin estereotipos ni adornos. Su fuerte es la recuperación de la memoria y de las emociones que marcan la existencia de seres desvalidos, aunque animados a veces de una rara comicidad. Dentro del elenco, Eusebio Calonge es autor e iluminador. Su opinión respecto de un posible punto de inflexión en la línea estética que lleva el grupo es cautelosa. “Más que una búsqueda de ruptura, Ni sombra... es una mirada al interior de nuestro trabajo para ver qué florece de nuevo. La ruptura quizás aparezca en próximas obras. Mantenemos nuestra libertad en una sociedad anestesiada, porque en España la mayoría de la gente tiene una visión estrecha de la vida y creen ser felices cuando alcanzan ciertos niveles de confort. El teatro no está prohibido, pero los que tienen poder para manejar conciencias se encargan de que sea poco y tonto. Escapando a esa debacle, uno puede ir por el mundo con La Zaranda y tener otras referencias de otros pueblos que, como los latinoamericanos, son más inspirados e inspiradores que muchos europeos.
–¿Pueden vivir del teatro?
–La Zaranda es nuestro sustento. En estos años aprendimos que vivir no es tan caro. Depende de lo que uno se proponga: si quiere o no acumular. He llegado a tener en casa miles de libros, hasta que tomé conciencia de que no todos me eran imprescindibles. Empecé a desprenderme de ellos y me quedé con los que realmente leo. Pueden pasar años hasta entender qué es necesario y qué no lo es. La publicidad es un elemento artero: incita a consumir y nos arrasa la cabeza, como al ambicioso el deseo de ganarle siempre al otro. Es muy patético.
–¿Pero algo habrá para rescatar?
–En nuestras giras vimos que en el teatro hay semillas, aun cuando no todas las obras sean buenas. España atraviesa una época de pobreza creativa. En general, el público busca la ordinariez cotidiana. Todo es banal y se siguen los mecanismos siniestros de las modas. Pero algunos saben ir a las fuentes y esperar, como pedía el poeta Antonio Machado. Leo mucho los textos de Baruch Spinoza, cuya filosofía es uno de los motores de La Zaranda. Los humanos tenemos sentido de lo eterno. Por eso estamos siempre en conflicto con lo temporal, queriendo hallar eso eterno, que no nos da el cuerpo, en las obras de arte y en las grandes luchas políticas.

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