Mié 24.09.2003

ESPECTáCULOS

Luisa Valenzuela busca nuevos placeres rebeldes

La autora de “El gato eficaz” será objeto hoy en el Malba de una suerte de “homenaje” multidisciplinario: se presentará una antología de su obra de ficción, se proyectará un corto y se montará un espectáculo teatral.

Por Angel Berlanga

“La escritura es una tarea tan solitaria que, de golpe, es muy interesante poder entablar este diálogo con Guillermo Saavedra”, dice Luisa Valenzuela, y se refiere a la antología que sobre su obra de ficción –Hay que sonreír, 1966, en aquel extremo, y La travesía, 2001, acaso por no mucho tiempo en el otro, ambas novelas– realizó su colega para la edición del Fondo de Cultura Económica de Argentina, que se presentará hoy a las 19 en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Cuando dice “diálogo”, Valenzuela también habla entusiasmada de “devolución”, y destaca el criterio de selección y ordenamiento de Saavedra: “Me dio todo un panorama sobre mi propio trabajo, porque no la organizó de una manera tradicional, cronológica, o por libros, sino que se basó en el espíritu de las cosas: una de las partes tiene que ver con la política argentina, otra con el humor y una tercera con el erotismo. Uno cree que su obra es diversa y muy variada, y sin embargo no deja de haber hilos conductores; yo sé cuáles son algunos de ellos dentro del lenguaje, pero él me señaló otros, menos abstractos que los que yo sigo”.
En la presentación de hoy, de la que participarán Valenzuela, Saavedra y el crítico y escritor Guillermo Piro, podrá asistirse también a otras “devoluciones”, porque además de lo que digan estos escritores se proyectará Un otro, el corto realizado para la ocasión por la pintora y videoartista Anna-Lisa Marjak (adaptación libre de un relato de Valenzuela, su madre), y se pondrá en escena el espectáculo Realidad nacional desde la cama, dirigido por Teresa Costantini y protagonizado por Alejandro Awada, Carola Reyna y Silvia Bayle, quienes recrearán una parte de esa novela que la autora concibió, inicialmente, como obra de teatro. “Es una sátira sobre un alzamiento militar que tiene como protagonista a una señora que, desde una cama que da a una ventana en una especie de club de campo, observa lo que ocurre y se ve involucrada”, anticipa Costantini.
Para esta antología, titulada El placer rebelde, Saavedra seleccionó algunas piezas y fragmentos de los volúmenes de cuentos (Aquí pasan cosas raras, Como en la guerra, Cambio de armas, Simetrías, entre otros) y tramos de las novelas (Cola de lagartija, El gato eficaz, La travesía), y los organizó en tres partes, cuyos títulos reformulan otros utilizados por Valenzuela: “Realidad nacional desde la página”, “Travesías de un cuerpo” y “Cosas raras de lo real”.
“Desde hace por lo menos un cuarto de siglo, la obra literaria iniciada por Luisa Valenzuela no cesa de producir lecturas críticas, traducciones y elogios en el exterior, mientras en la Argentina goza de la oblicua indiferencia que suele dedicarse a los profetas nativos”, anota Saavedra. Cuando a la autora se le lee este tramo se ríe, dice que la indiferencia no es tanta y cuenta que mucho tiempo atrás el poeta Alberto Girri le señaló que tenía “la extranjería en el signo astrológico” y que siempre le iba a ir mejor afuera. “Me alentó mucho un libro de Juan Goytisolo; salvando las distancias, dice que también se siente así”, señala Valenzuela, y explica: “El trabaja mucho la idea de la mirada desde el margen; yo sé que soy una escritora del borde”.
Valenzuela, que durante el mes que viene presentará Escritura y secreto en España y Novela negra con argentinos en Italia, considera que esta antología cierra una etapa y abre otra. “Hay que empezar algo diferente; uno siempre busca otros caminos, otras puertas”, dice. “Esta antología me da ese estímulo: yo estaba un poco atrapada, bloqueada, con una novela enla que, justamente, las escritoras argentinas estaban como en un arresto domiciliario; escribí cien páginas, llegué hasta el punto en el que la protagonista se escapaba, y tenía que decidir qué pasaba en ese momento. Ahora opté por agarrar todas las opciones, cada una de las puertas que abriría según la realidad en la que fuera a entrar. Un poco la sensación que tengo yo ahora: se cierra un período, hay un montón de puertas y tengo que elegir una. Siempre la vida y la novela en un escritor van juntos.”

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