Don Chicho sigue siendo uno de esos personajes que enriquecen a un actor. Así lo entiende Claudio García Satur, protagonista de la pieza de Alberto Novión que puede verse en el Cervantes. García Satur dice haber llegado a ver a aquellos actores entrenados en el sainete y el grotesco. Era demasiado joven, pero le resultaba atractivo, tal vez porque su padre, Enrique García Satur, también actor, trabajó junto a Francisco Petrone, Luis Arata, Eva Franco y Pepe Arias. “El me hablaba de su época y del teatro de repertorio”, cuenta. Sin embargo, hace ya algo más de 25 años se conectó con el grotesco en un trabajo realizado para Canal 7. “Siempre es un riesgo ingresar en un género como ése y sin traicionar sus raíces resolverlo a través de una estética actual. Con buen criterio, Leonor tomó la anécdota de Don Chicho en sentido metafórico”, opina. “El lugar no es solamente una pieza de una vivienda precaria sino una especie de pozo del cual es difícil salir. Esto no es excusa para delinquir, pero, de alguna manera, nos permite entender la desesperación que produce pasar hambre. El grotesco ayuda a mostrar estas cosas, porque en él conviven claramente las dos máscaras: el drama y el humor.”