ESPECTáCULOS
› EL FENOMENO DE “E-24”, UN NUEVO MODO DE HACER Y DE MIRAR TV
Ahora la realidad tiene otra imagen
El ciclo de Canal 13 redefine el reality en función de un país castigado por la crisis. Más allá de los cuestionamientos éticos, su éxito marca un cambio de parámetro en el gusto de los televidentes.
› Por Emanuel Respighi
Inicialmente fue un grupo de intrépidos dispuestos a “sobrevivir” en una isla de Panamá durante varias semanas, a la intemperie. Sin electricidad, ni baños, ni aire acondicionado ni heladera con alimentos, los nuevos “amigos televisivos” mostraron sus miserias y virtudes a todo el país, frente a la implacable mirada de las cámaras. Luego fue un grupo de “valientes” el que expuso su vida ante los ojos de millones de argentinos, que seguían con asombro lo que sucedía en la casa-cárcel. Después fue el turno de mostrar en vivo y en directo el nivel de (in)fidelidad en la pareja, el descontrol de un grupo de jóvenes puestos a administrar un bar o la poco glamorosa vida cotidiana de un grupo de actores y actrices nacionales de relativa fama. En los últimos años, la creación industrial y en serie de nuevas estrellas pop o el curso acelerado de la lolita moderna rediseñaron el género. Ahora, lejos de la era menemista y en pleno auge del “estilo K”, el desarrollo del reality show le abre paso al docu-reality. Con “Emergencias 24 horas” (hoy a las 23, por Canal 13), el ciclo que registra todo lo que acontece en la guardia del hospital Fernández, el género dejó atrás la frivolidad del formato extranjero de importación para acercarse más a la “vida real” nacional.
En países como Holanda, Estados Unidos o Inglaterra, realities del tipo “Gran hermano” o “Expedición Robinson” bien podrían ser fieles reflejo de “la vida misma”, la repetida muletilla que acompañó la llegada del género al país. Al fin y al cabo, la calidad de vida de los habitantes de los países del primer mundo permite esa analogía. La TV de allí tiene poco para informar y mucho para entretener. Pero en un país como Argentina, con alrededor de la mitad de la población bajo la línea de la pobreza y con injusticias sociales de todo tipo, la premisa del género iba a contramano de la convulsionada realidad social. Aunque se tratara de ciclos televisivos, la realidad era demasiado fuerte para evadirla con un grupo de muchachos y muchachas hablando de “la nada”, o preocupándose para que las cámaras les tomaran el mejor perfil.
“E-24”, la nueva propuesta de Cuatro Cabezas, es el resultado de la propia evolución del reality en el seno de un país ubicado en el extremo sur de América latina. “E-24” no pone sus cámaras al servicio del entretenimiento por el entretenimiento mismo. Ahora el reality pone sus ojos al servicio de lo público, mostrando la cruel realidad de una guardia nocturna de un hospital estatal. Desprendimiento (o deformación) del género documental, los reality shows parecen haber tenido un desarrollo en el país que –acorde a los tiempos– fue virando hasta llegar en la actualidad nuevamente a su germen: el documental. Más testimonial que reality, nueva realidad televisiva, “E-24” no escapa a la característica del género de identificación del televidente con los protagonistas. En este caso, los “héroes”, o “valientes”, son los doctores que conforman el equipo de profesionales que, envío tras envío, se repite.
“E-24’ forma parte del proceso de búsqueda de nuevos contenidos”, le explica a Página/12 Ricardo Pichetto, director de contenidos de 4K. “No hay que olvidar que el reality show no es otra cosa que un desprendimiento del género documental, que se desarrolló, y que con ‘E-24’ se vuelve al comienzo de la rueda giratoria. ‘E-24’ tiene mucho más de documental que los realities que se conocieron en el país: no hay eliminados ni votaciones. Hay un elenco estable de médicos que muestran su vida, pero la prioridad es mostrar la función social de un hospital público”, señala quien también se encargó de los contenidos de “El bar”, “Súper M” y “Camino a la gloria”, los anteriores realities de 4K. “La TV actual permite este tipo de ciclos”, dispara.
En la misma línea, el productor Marcos Gorbán (“Gran hermano” y “Operación triunfo”) señala que “la nueva manera en que la TV refleja la realidad tiene un fuerte anclaje en el final de la fiesta menemista”. El productor vincula el desarrollo natural del reality show género con elproceso social comenzado a fines de los ‘90. “Cuando llegó el género realidad –analiza–, Argentina era otro país, con otra mentalidad, que cambió a partir de lo que nos ocurrió. La realidad se hizo más evidente. Los contenidos dejaron de ser aspiracionales para ser de identificación. Antes se miraba TV para evadirse, para ver el romance de la sirvienta y el patrón. Cambió el parámetro de las preferencias de los televidentes. La gente empezó a preocuparse por lo que le pasa al vecino. Hasta la ficción cambió: las historias son de colectiveros, basureros, okupas, presos... Y dentro de este contexto los realities se fueron volcando a lo social.”
Para Pablo Martins, productor de las dos ediciones de “Expedición Robinson”, el acercamiento del género a lo que ocurría en el país se fue percibiendo en las sagas de “Gran hermano”. “Los realities –arriesga el hombre de Promofilm– fueron reflejando la realidad de a cuenta gotas. La crítica que se le hacía a “Gran hermano 1” fue que los tipos estaban encerrados en una burbuja y no sabían nada de lo que pasaba en el país. Eso cambió en las ediciones posteriores, con castings diferentes y donde fueron conectando a los chicos con el afuera a través de las temáticas de discusión, o la realización de tareas para donar a entidades benéficas. La gente se fue acostumbrando a ver la realidad por fuera de los noticieros. Hace 10 años, poner una cámara en una casa grabando a un grupo de gente encerrada no era interesante. Sin embargo, después, con cámaras ocultas de seguridad en los negocios, fue interesante esa realidad. Dentro de ese código entra ‘E-24’, que hace unos años era impensado”.
Evolución natural del género o reflejo de un país del tercer mundo, lo cierto es que la realidad social se introdujo a la fuerza. El buen rating de “E-24” (promedia más de 20 puntos, superando cada lunes a “El show de Videomatch”) demuestra que los gustos de los televidentes han cambiado. Ahora la polémica: ¿”E-24” cumple un servicio social o sólo trata de lucrar con la salud pública y el dolor ajeno? ¿Es ético que un equipo de camarógrafos invada la sala de emergencias de un hospital para realizar un programa de televisión? “Así como el género se redefinió, lo va a seguir haciendo en el futuro –arriesga Martins–. El problema es que no se sabe dónde va a terminar.” Nadie lo sabe. Ni siquiera el mundo televisivo, tan enceguecido por las cifras del rating.