Mar 07.10.2003

ESPECTáCULOS  › EL “QUILMES ROCK FESTIVAL”, UN MEGAENCUENTRO DE TRIBUS ROCKERAS

Cuando el rock se puede embotellar

Sucesor del “Cosquín Rock” en el rubro “festival de rock argentino con sponsor cervecero”, el encuentro de River nuclea a casi 70 bandas en siete noches, un buen muestrario de la escena argentina.

› Por Esteban Pintos

La irrupción del mastodóntico Quilmes Rock 2003 –con un cartel que ofrece 69 bandas y solistas de primera, segunda y tercera línea, a lo largo de 7 noches en el miniestadio de River Plate– puede interpretarse como una inevitable consecuencia del suceso masivo de su predecesor en el rubro “festival de rock argentino con sponsor cervecero”, el Brahma Rock Festival establecido en Cosquín desde el 2001 y con notable repercusión popular y mediática en sus últimas dos ediciones. Funcionó en la ciudad otrora únicamente conocida por su título de “capital nacional del folklore” y desde ahora, también, transformada en punto de encuentro para las tribus rockeras argentinas de una amplia zona territorial del país (norte, centro y mesopotámica en su mayoría). Ahora la apuesta es concretarlo en la ciudad capital, dotada semanalmente de una nutrida agenda de espectáculos de rock y donde –precisamente por esa diversidad– las adhesiones a una banda o estilo permanecen más marcadas y en algunos casos cerradas. Con todas estas variables, la pregunta es: ¿resultará? La respuesta, a tres días del comienzo de las acciones, está en las 45 mil entradas vendidas por anticipado.
“El error sería tratar de copiar el formato: ocurre en un verano, Cosquín está en el centro del país, hay montañas, río y la buena intención de una comunidad. Quedó por demás demostrado que el 90 por ciento de la gente que va a Cosquín va a pasarla bien, como si fueran unas vacaciones. No se puede comparar: en Buenos Aires hay poco lugar para carpas. Es otro el espíritu, pero igual está buenísimo que haya más festivales”, opina desde Córdoba José Palazzo, el productor de Cosquín Rock. Este festival, con la participación decisiva de una banda superconvocante como Los Piojos (que no estarán en River, precisamente porque ellos solos se probarán en el estadio Monumental, el 20 de diciembre), es también una celebración de cierta cultura barrial-rockero-futbolera que predominó entre los jóvenes argentinos desde la década del ‘90 y hasta el presente.
El atractivo del festival en Buenos Aires, producido por la empresa de espectáculos Pop Art y auspiciado por la marca de cerveza tradicionalmente identificada con esa misma cultura, reside en la búsqueda de una programación coherente y más o menos adecuada al paladar de un público sectorizado por gustos y/o tendencias (hay noches con más “rock”, otras con más “pop”, una dedicada a cierta música “festiva”), y a la vez ofrece el plus de calidad de la presencia de una banda número 1 del rock global como Café Tacuba, y de la banda punk rock alemana Die Toten Hosen, todo un clásico para el público argentino. “Que hayamos decidido hacer este Quilmes Rock 2003 tiene que ver con el éxito de Cosquín, pero también con todos los shows que vienen sucediendo desde octubre del año pasado en Buenos Aires: todos los que hicimos con grupos como Divididos, Las Pelotas, Bersuit, Ratones, Pericos, Rata Blanca, Babasónicos fueron sold out o con entradas vendidas en un 90 por ciento”, opina Roberto Costa, titular de Pop Art. “Creo que hay un resurgimiento del rock nacional, cosa que Cosquín demuestra tanto como esta explosión de venta de entradas. Ese es el fenómeno. Y la idea nació de hablar de esto con músicos, managers. Pensamos un día: ‘Vamos a hacer el más grande’, en días, cantidad de bandas y con un lugar especialmente armado para eso como es el estadio que se usó en la Copa Davis”, dice el productor del festival programado para los días 10, 11, 12, 17, 18, 24 y 26 de octubre (ver recuadro).
El cuadro de situación que realiza Costa se apoya en una realidad exitosa (en términos de convocatoria y no en venta de discos ya que, según él, “la venta de discos bajó proporcionalmente a como subió la venta de tickets”) de los grandes bandas y solistas argentinos. Paralelamente, y casi en gran parte desde la productora que él creó y dirige, el rock ganó un lugar de privilegio como banda de sonido de tiras televisivas y comerciales (La Portuaria y su música en comerciales de un supermercado y una modelo de auto; Juana la Loca en una marca de aspirinas, entre otros). El ejemplo máximo en esta materia es, justamente, el último aviso conocidohasta ahora de Quilmes, con su encadenamiento de estrofas y estribillos reconocibles al instante (hay canciones de Los Pericos, Los Fabulosos Cadillacs, Vox Dei, Virus, Sandra Mihanovich y Babasónicos, entre otros). En menos de una semana, la misma marca de cerveza estrenará un comercial con el protagónico de Charly García. “Tratamos de buscar nuevos negocios, porque hoy en día el disco es apenas un brochure, una pieza de arte que sirve para difundir a un artista”, especifica Costa. “Así se logró instalar las canciones en la TV, y a partir de ahí es que las marcas decidieron grabar comerciales con rock argentino. Fuimos un vehículo para que el rock llegue a la TV”, afirma.
Paralelamente a este pequeño fenómeno, como en un ida y vuelta, la presencia de un sponsor contribuyó a la concreción de este tipo de festivales. Tal como sucede en todo el mundo, casi siempre con marcas de cerveza o cigarrillos (Hollywood Rock en Brasil hace unos años, Carling Festival en Inglaterra actualmente). En esta nueva era argentina, primero fue Brahma. Cuenta Palazzo: “El primer Cosquín se hizo sin sponsor. El segundo, sin auspicio no se podía hacer. Esta marca no puso dinero, pero invirtió dinero en promoción, y eso le dio fuerza. No es lo mismo promocionar desde Córdoba que en todo el país. La empresa se involucró en el proyecto y me dijo: ‘Te doy una guita, pero voy a invertir en los medios y voy hacer que el festival vaya creciendo’. Así se comprometieron con el proyecto, aunque tenían miedo con el rock. Pusieron la programación en la etiqueta de 30 mil botellas de cerveza y eso posibilitó que en el 2003 se generara un estallido”. Según anunció el productor cordobés a Página/12, la edición 2004 de Cosquín está confirmada para el fin de semana del 5 al 8 de febrero, sin Brahma pero con alguna otra empresa como auspiciante. “Si no, no se podría hacer. O tendríamos que cobrar 25 pesos cada entrada”, dice Palazzo. La última edición del Cosquín Rock, que convocó a unas 70 mil personas, según su productor costó alrededor de 1.200.000 pesos.
Costa, por su parte, revela que el Quilmes Rock 2003 costará más o menos lo mismo que Cosquín (más de un 1 millón) y que el sponsor cumple una función similar. “Quilmes nos ayuda a comunicarlo, pero dependemos de la venta de entradas. El dinero que aporta la empresa es para tener un piso de tranquilidad para pauta publicitaria y contratar los grupos. Hay que tener en cuenta que el precio de las entradas no subió luego de la devaluación. En cambio, todos los servicios de producción subieron de un 40 a un 80 por ciento. Preferimos no trasladar ese aumento al costo de las entradas. Prefiero llenar cinco veces el Luna en lugar de una o dos funciones con entradas más caras.”

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