ESPECTáCULOS
› “FREDDY VS. JASON”, SOLO PARA FANATICOS DEL GENERO
Dos villanos con cuchillos oxidados
› Por Martín Pérez
Como una pelea de fondo de una velada de “Titanes en el Ring”, Freddy vs. Jason es un entretenimiento reservado sólo para fanáticos. Que deberán ser muy pacientes, porque el enfrentamiento anunciado desde el título –e imaginado desde hace casi una década– está reservado recién para la última media hora de la película. Por eso, antes del momento tan esperado, será el turno de una sucesión de escenas en las que mediocres actores intentarán darle alguna lógica a una historia que cuenta cómo un monstruo que ha sido artificialmente borrado del inconsciente colectivo de una comunidad utiliza a otro monstruo para tratar de volver de ese extraño limbo que es el olvido.
Dirigida por un veterano del cine de Hong Kong como Ronnie Yu (con La novia de Chucky en su currículum), Freddy vs. Jason parte de una idea ingeniosa para languidecer en escenas y diálogos intrincados y llenos de explicaciones que se pretenden convincentes, interpretados por actores a los que el término mediocre les queda demasiado grande. No es más que un remedo de justicia que casi todos ellos sean convenientemente pasados por el filo de los aceros –una gran espada para uno, manos de cuchilla para otro– de ambos monstruos. Y por suerte, a la hora de la interminable batalla final, a nadie se le ocurrirá ponerse a explicar nada.
Derramando tal cantidad de sangre que haría llorar al no-tan-malvado Doval –el de la telenovela “Resistiré”– Freddy y Jason pelearán en el fuego y el agua, en sueños y en el mundo real. Una lucha que tal vez sea la auténtica batalla final para un género al que, de Scream en adelante, le ha costado dedicarse realmente a asustar. Algo que jamás sucede en Freddy vs. Jason, un film gracioso tanto voluntaria como involuntariamente, al que sólo le queda entregarse a un guiño cómplice, por momentos demasiado forzado. Y necesitado de excesiva complicidad.