ESPECTáCULOS
“Estábamos cansados de que nos trataran como a delincuentes”
El documental “Cartoneros de Villa Itatí”, que se verá hoy en Tea Imagen, propone un recorrido por la vida de un barrio humilde del conurbano. Pero no lo hace desde la lógica del noticiero, sino que incorpora la propia mirada de los protagonistas, agrupados en una asociación.
› Por Mariano Blejman
La productora Ana Cacopardo ingresa en la Villa Itatí en su auto blanco. Al cabo de unos segundos, dos patrulleros de la Policía Bonaerense se han acercado para ver de qué se trata su presencia. Sobre el borde de la autopista Buenos Aires-La Plata, un cartel de la Asociación de Cartoneros de la Villa Itatí avisa que se está trabajando. Desconociendo la tarea, los patrulleros miran desde la banquina con desconfianza: les parece sospechoso que un auto tan blanco ingrese sin problemas a una villa. Ana es como del barrio. Ahí, dentro de la cava, una asociación nacida en el peor momento de la crisis del 2001 lucha por hacerse un lugar entre montañas de cartones. Han descubierto que filmar su vida cotidiana no es sólo una forma de construirse como relato, sino también una presión a la hora de negociar con el Estado o con la policía. Esa es la historia de los protagonistas de Cartoneros de Villa Itatí, un documental realizado por Ana Cacopardo, Eduardo Mignogna, Pablo Spinelli, Ingrid Jaschek y Andrés Irigoyen, que se verá hoy a las 20 en Tea Imagen (Uriburu 353), y que ganó el premio al Mejor documental y al Mejor film del X Festival Latinoamericano de Video (Rosario 2003) y Mejor película del V Festival Nacional de Cine y Video Documental (Buenos Aires 2003).
Cartoneros... tiene como eje el relato de Luis, cartonero que lee su diario personal y presenta historias y personajes. Luis propone un recorrido por Villa Itatí, pero quienes filman no son sólo los realizadores, sino también camarógrafos de la propia asociación. René, Vanesa y Carca, tres dirigentes cartoneros, se capacitaron en el uso de una cámara de video y durante casi dos años realizaron un minucioso registro de las actividades de la asociación. Parte de ese material fue incorporado al documental. El trabajo busca mostrar el punto de vista de la gente de Villa Itatí. “Iba a hacer un documental y les dejé una cámara”, dice el realizador Eduardo Mignogna. Una VHS quedó a cargo de los trabajadores, como resguardo de su presente. “Les enseñamos a manejarla por si debían registrar alguna situación con la policía o para defenderse. Después les sugerimos que hicieran reportajes entre ellos.”
Ahora, el relato sobre su historia está empezando a cambiar en el barrio: “Nos respetan un poco más”, dice el Carca que vive en la villa, junto a Jorge Daluz, presidente de la Asociación, y también Cecilia Lee, una religiosa franciscana. Los cartoneros de Itatí construyeron su asociación para, entre otras cosas, evitar la mejicaneada de los compradores, que adquirían por menos y vendían por más. Surgieron en diciembre del 2001, al calor de la crisis. Y los realizadores filmaron el comienzo de un proyecto que toma cuerpo. “No teníamos techo, el predio no estaba agrandado y todavía no habíamos construido la pared”, dice Jorge, mostrando el avance. Hasta que se constituyó la Asociación, cada cartonero deambulaba por las calles de Buenos Aires en busca de papel prensado, cartones, cajitas, lo que sea, para sobrevivir. Ahora, son 212 los que venden su trabajo a la asociación, que paga mejor y da un trato justo.
“Estábamos cansados de que nos trataran como delincuentes”, cuenta el Carca, que admite que el documental lo ayudó a aprender a hablar. “Dijeron que acá se comían sapos, que se tomaba agua de la laguna, que todos andábamos armados, y no es así. Pero ellos –los realizadores– nos enseñaron a confiar”, cuenta Carca. Cacopardo piensa que se trató de un aprendizaje mutuo. “Aquí encontramos dignidad”, dice. Sostener el punto de vista de Itatí era la manera de no pensar como un noticiero. “El periodismo llega, arrebata respuestas veloces, saca fotos, toma imágenes de los chicos del barro y cuenta una historia”, dice Mignogna. Estaban cansados, dicen, de ser la fotografía de la pobreza, sin ganas de que los usen como trofeos del turista piquetero. “Hay una injusticia en todo esto. Los chicos padecen, se enferman y están desnutridos, pero este sistema los conmina a vivir así”, dice Mignogna.
Por eso Cartoneros... es un documental que nunca termina. La Asociación piensa en terminar el galpón (ya techado) y en reciclar para obtener valoragregado. “Las cosas en Itatí tienen un vértigo que no tiene la sociedad burguesa”, dice Mignogna. “Ahora, con mayor refinamiento estamos pensando en lo que viene.” La Asociación abrió el espacio de “la cava” para la cultura del trabajo: “Antes era un lugar marginal, donde no se podía pasar. Pero esto cambió: la gente comenzó a unirse y nos miran con otra cara”, dice Carca. Hace poco, los cartoneros fueron a la Municipalidad de Quilmes a pedir máquinas para limpiar el lugar. Fueron con la cámara. Los funcionarios se vieron presionados por el artefacto y se comprometieron a solucionar el tema a cambio de que les entregaran el casete. Desde entonces, entendieron que la cámara era una herramienta de negociación. “Si el primer documental sirve para que se nos conozca, el segundo es para mostrar nuestros pasos”, dice Carca. “Queremos contar nosotros nuestra historia”, cuenta Jorge, e imploran por conseguir un camión.