ESPECTáCULOS
› AYER CERRO LA TERCERA EDICION DE “LA ESCUELA AL CINE”
Sueños escolares de película
El programa convocó a chicos de escuelas públicas que por primera vez pudieron ir al cine. Un corto documental, que se proyectó en Hoyts Abasto, dio cuenta de sus experiencias como espectadores.
› Por Oscar Ranzani
Desde que la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad impulsó hace tres años el programa “La Escuela al Cine”, unos 10 mil estudiantes secundarios de los primeros años de establecimientos medios y públicos porteños tuvieron su primera experiencia cinematográfica como espectadores sentándose en cómodas butacas y comiendo pochoclos tal como indica la costumbre. Ayer fue el cierre de la tercera edición de “La Escuela al Cine” en el Hoyts Abasto y como resultado de la experiencia se proyectó un corto-documental, dirigido por Juan Pablo Domenech, que reflejó las sensaciones que tuvieron algunos chicos en sus primeras visitas al cine.
En el video, Ricardo Darín, Julieta Díaz y Juan José Campanella cuentan al borde de las lágrimas cómo las películas marcaron sus vidas. El documental se presentó ante cientos de estudiantes, representantes de cada una de las dieciséis escuelas medias públicas del sur de la ciudad. La jornada contó con la presencia del jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra; la secretaria de Educación de la Ciudad, Roxana Perazza; y Alberto Lecchi, Carlos Oves y Marcelo Figueras (este último en representación de Marcelo Piñeyro).
La elección de estos tres cineastas tiene su lógica: a lo largo de este año unos 3600 alumnos vieron Déjala correr (Lecchi), Gallito ciego (Oves) y Kamchatka (Piñeyro) y estos directores visitaron a los chicos el día que proyectaban su película y dialogaron con ellos. En el evento de ayer los realizadores estuvieron nuevamente presentes y fueron homenajeados por alumnos de escuelas técnicas que les entregaron a cada uno una placa que ellos mismos fabricaron. Los criterios para seleccionar los largometrajes fueron, en principio, que la primera experiencia como espectadores fuera con una película argentina, que los tres largometrajes elegidos para cada año pertenecieran a distintos géneros, de modo que los adolescentes tuvieran la posibilidad de apreciar diferentes maneras de contar historias y, finalmente, que fueran recientes. Pero el trabajo no se agotó en las proyecciones. En cada exhibición se ocupaban siete salas del Abasto y, al término de la función, cada sala contaba con la presencia de un profesional de la película: director, actores, técnicos, iluminadores, vestuaristas, etc. Desde el inicio, uno de los objetivos fue que los alumnos no fueran espectadores pasivos sino que intercambiaran visiones sobre algún aspecto de la película con quienes la realizaron.
Los chicos lo vivieron a su manera. “Lo que más me llamó la atención es lo grande que es esto”, destaca Gabriel, de la Escuela Nº 31 de la Boca. Por primera vez había ido a un cine. “Yo pensaba que el cine era aburrido porque no me llamaba la atención. Pero después cuando entré la primera vez me impresionó mucho el sonido de los efectos”, sostiene su compañero Jonathan. En cambio, a Vanesa, de 14 años, le atrajo “la visita de los actores o de los que trabajaban en la película porque nos pudieron contar cómo la hicieron”. “Me gustó mucho cómo estaban ubicados los asientos porque de cualquier lado se podía ver”, dice Mariana, de la Escuela Técnica Nº 10 Fray Luis Beltrán. En la jornada de cierre, Oves señaló que cuando lo invitaron por primera vez sintió “una sensación muy especial, porque además es un público especial. Un público casi virgen, incluso cargado de deformaciones culturales que la sociedad misma les impone: la televisión, el cine norteamericano. Y me encontré con un público muy receptor. Me halaga mucho que, por ejemplo, no se hayan ido de la sala y se quedaran a ver la película. Esto es fundamental, que hayan encontrado interés en el film, que muchos de ellos se hayan sentido identificados con los personajes de la película”.
Lecchi, en tanto, destacó la importancia de esta posibilidad que se les brinda a los alumnos. “Lo que más me sorprendió de los chicos fue su nivel de crítica. Más de una vez me pusieron en un aprieto. Eso habla de la capacidad innata que tiene el ser humano de analizar aun desde la virginidad”, señaló.