Vie 28.11.2003

ESPECTáCULOS

“La Argentina vive entre el hartazgo y la esperanza”

Víctor Heredia presenta hoy y mañana en el Teatro Opera su nuevo disco, “Fénix”, en el que encuentra un balance entre la denuncia de la situación y una mirada algo más optimista sobre estos tiempos.

› Por Cristian Vitale

Víctor Heredia trata de imaginar cuán emotivos pueden ser los shows de hoy y mañana en el Opera para estrenar su disco Fénix. “Después de presentar el disco, voy a sugerir que la gente pida temas”, promete. La expectativa surge como una necesidad, la de revivir la intensidad afectiva que experimentó en septiembre durante una gira europea en la que no sólo tuvo de espectadores a Víctor Manuel, Ana Belén o Héctor Alterio sino también fue acosado por unos doscientos ingleses en el Barbican Center de Londres, ansiosos por conocer el significado de sus canciones. “La excusa del concierto fue una conmemoración de Víctor Jara y el golpe militar que derrocó a Allende en 1973. Estaba lleno de ecuatorianos, colombianos y brasileños, pero la sorpresa más grande fue que me encontré con ingleses que me exigieron que explicara las letras en inglés, lo que hice un poco a lo Tarzán. Les pedí que les tradujeran a los americanos lo que habían entendido... y se mataban de risa”, confiesa.
–¿Cómo reaccionaron los ingleses ante la realidad argentina que definen algunas letras de Fénix?
–Sin demasiada sorpresa. Nuestro país suele estar en primera plana cuando suceden cosas trágicas.
La respuesta de Heredia traslada la atención a las historias que cuenta en algunas canciones de Fénix. Por ejemplo, “Duele estar vivo aquí”, donde se arriesga a manifestar su apatía frente a la inseguridad y los secuestros. O “Los sueños que inventa el poxi”, relacionado con la realidad de los chicos de la calle. “‘Duele estar vivo...’ la escribí hace dos años y medio, en pleno auge de la inseguridad, lo cual no quiere decir que no explique el presente, como pasa aún con ‘Informe de situación’. Los argentinos vivimos pendulando entre el hartazgo y la esperanza, histéricos frente a lo que nos propone una realidad cambiante. Igual, aunque su mensaje es abrumador, el protagonista le dice a su compañera que no hay un paraíso donde amarse sin temores. Cualquier parte del mundo es insegura”, dice. La canción enlaza con otras cuyo tono, distinto, activa la confianza en el futuro, como “Amparo”: “Una manera de motivar a esta generación que tiene muchos sueños incumplidos”, explica. Si pudiera hacerse de Fénix un relato ensamblando las letras de las canciones, podría llegarse a la conclusión de que Heredia apuesta más que nunca a la lucha y el optimismo. La realidad política y lo que él opina de ella parecen correr parejo con la conjetura. “Con Kirchner está entrando aire fresco. Es importante, porque el país sufre las consecuencias de la devastación cultural, económica y ética. Que aparezca un presidente con ganas de modificar cosas y se enfrente a las corporaciones síndico-mafiosas, policiales o políticas, es fuerte. Hay que abandonar cierto debate ideológico y buscar soluciones. Debemos encolumnarnos tras su intención.”
–Cierta parte de la izquierda no lo interpreta así. ¿Qué opina?
–No será la primera vez que se equivoquen. Entiendo que el reclamo es justo. Que hay que hacer hincapié en la recuperación de fábricas, etcétera. Pero, aun cuando los reclamos son justos, hay sectores que los están usando políticamente. Y no sé si es la izquierda. Da la impresión de que la oposición está aprovechando la protesta para sus propios intereses.
–Entre las canciones de Fénix hay una que comparte con su amigo Silvio Rodríguez, “Canción para Navidad”. ¿Qué puede decir acerca de ella?
–Siempre sentí un deseo profundo de grabar con él. Estaba el antecedente de cuando hicimos juntos “Todavía cantamos” en aquel Obras de 1982. Pero quería grabar una de él, porque sus canciones me impactan. Elegí ésta porque me pareció auténtica, sincera y tierna.
–Pese a que se editó en 1992, usted quedó muy vinculado a Taki Ongoy, con una fuerte impronta indigenista. En “Mis abuelos” habla de sus raíces que no son precisamente aborígenes, con excepción de su abuela materna. ¿La compuso con la intención de blanquear su propia identidad?
–Es cierto que había abandonado un poco mi historia personal, familiar. A veces me pregunto por qué soy de esta manera, por qué tengo ciertos gustos que no se condicen con ese espíritu indigenista. Si uno revisa su historia familiar, encuentra la razón... “Mi abuelo trajo de Francia/ con la fragancia de su lagar/ un frasco de tierra negra/ y las alas tristes de los que van/ en busca de un nuevo cielo.” El tipo vino con tierra para no olvidar. Y uno también es eso.
Hay en el disco dos canciones con reminiscencias de aquella obra. “Bailando con tu sombra” muestra una sorpresiva participación de Lito Vitale en ¡charango! La otra, “Rita”, es una de las más bellas melodías. Heredia las semeja por su enfoque solidario. La primera surgió luego de un encuentro que tuvo con un preso, en uno de los recitales que suele dar en cárceles. “Cuando charlo con los presos, conozco historias. Una de ellas me pegó mucho... Un tipo que cometió un crimen pasional y la culpa lo estaba matando. Enloqueció y todas las noches bailaba solo en el calabozo, imaginando que lo hacía con su mujer.” “Rita” está relacionada con la inundación de Santa Fe. “Fui a cantar para los inundados y conocí a una chiquita. Le pregunté dónde tenía la casa y me respondió que ya no existía. Había perdido todo, por eso le canto a su infancia abandonada.”

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