Dom 14.12.2003

ESPECTáCULOS  › SUSANA RINALDI Y HORACIO FERRER ESTRENAN UNA OBRA DE PIAZZOLLA

En busca de la magia de lo sumergido

En 1971, Piazzolla y Ferrer escribieron El pueblo joven. Oratorio de dos mundos.22 años después, hoy se estrena en La Plata.

› Por Cristian Vitale

En mayo de 1971, el dúo Piazzolla-Ferrer concibió una singular obra, que pasó desapercibida en su momento: El pueblo joven. Oratorio de dos mundos. Era un encargo de la televisión alemana destinado a ser presentado en un especial de televisión en el Canal 2 de Sarbcruken e implicó un descanso en medio de la agitación que aún causaba María de Buenos Aires, con sus apenas tres años de vida. “Era una versión incompleta. Le faltaban coros, historias y los personajes hablaban en alemán”, admite Horacio Ferrer sobre aquella presentación, que tuvo a Amelita Baltar como cantante. Hoy, a 24 años del debut, el poeta del tango volverá a presentarla, ya consumada y bien pulida en detalles, en el Teatro Argentino de La Plata. “Da un poco de vergüenza tener que pelear tanto en tu país para dar una obra de esta categoría, que tiene la particularidad poco común de presentar una aventura musical y poética maravillosa. Es el gran poema que el Río de la Plata, como región del mundo, necesita para presentarse en sociedad. Que nos hayan abierto la oportunidad en La Plata nos relaja un poco”, apunta Susana Rinaldi, que será esta vez la solista. El pueblo joven... revivió completa en junio de 2000, cuando Ferrer y Rinaldi la hicieron en el Festival Internacional de Jerusalén. Y fue repetida un año después en el Teatro San Martín de Córdoba. Pero el de hoy a las 20.30 (habrá otra función el próximo sábado 20, a las 19.30) será el debut en su cuna: la provincia de Buenos Aires. “Yo la concibo como una búsqueda metafísica del ser en su forma rioplatense y esa búsqueda es a veces cantada y a veces hablada”, explica Ferrer, que será el recitante. “Además, es la única obra de Astor que tiene coro.” La presentación será en dos partes. En la primera, Rinaldi recorrerá el repertorio de Piazzolla-Ferrer y Juan Carlos Cuacci interpretará su Vida, muerte y resurrección de Pantaleón. En la segunda, se hará El pueblo joven..., junto al coro estable del Centro de las Artes Teatro Argentino, preparado por Eduviges Picone. “Se trata de una modesta e íntima epopeya personal”, resume el poeta uruguayo acerca de esta obsesión que tardó 20 años en consumar. “Me surgió, en su momento, hacer algo distinto a María de Buenos Aires. Refiere la vida y el estilo de un pueblo que habita cuevas a mil y un metros debajo del lecho del río y es como podríamos haber sido o como llegaremos a ser. La escribimos en dos meses porque fue un encargo, pero me quedé disconforme porque me había quedado mucho por investigar.”
–¿Qué cosas le habían quedado en el tintero?
–Profundizar sobre los pueblos enterrados que, si bien funcionan como metáfora, también son realidad. En las catacumbas de Roma hubo gente que nació, enfermó y se curó sin conocer la luz del sol. Los pueblos enterrados tienen una naturaleza diferente a la de los pueblos que viven sobre la faz del planeta. Llegué a la conclusión, luego de leer un libro llamado Comunidades secretas, que habla de una mezcla de seres reales con seres de otra realidad como hadas, gnomos, ondinas, que todos esos personajes que les gustan a los niños, son de una realidad indiscutible.
–Hay un manejo complejo de los tiempos que también se inserta dentro de la metafísica poética característica de la obra; ¿podría extender el concepto?
–Claramente son los personajes que nacen viejos y agonizan en la cuna... seres humanos que pueden tener la máxima experiencia durante el nacimiento.
–¿Cómo asimiló Astor musicalmente las ideas que concibió usted?
–Compuso una narración musical contando cómo vino de Dante Alighieri y otros vaticinadores la existencia de otro continente, cuando se pensaba que América era nada. Con buen gusto y severidad, construyó un relato musical con instrumentos que van haciendo progresar el desarrollo histórico del continente.
–¿En que se parecen y diferencian El pueblo joven... y María de Buenos Aires, compuestas en la misma época?
–Las une una metafísica derivada de personajes extraños de la noche porteña. Pero María es barriobajera y nocturna, es una mujer que pare a otra. Este, en cambio, es un pueblo entero que se encarna en una pareja humana, con el niño que nace y genera la expresión máxima de la libertad del hombre.
Cuando se compuso la obra, Susana Rinaldi estaba haciendo sus primeras armas en el mundo del tango. Apenas había editado sus primeros discos –Mi voz y mi ciudad (1966), La mujer del tango (1968) y Homenaje a Homero Manzi (1969)– y aún planeaba junto a quien entonces era su marido, el músico Osvaldo Piro, abrir un café concert en Mar del Plata, destinado a darles vida a los primeros veranos de la década del ’70 y llamarlo Magoya. “Cuando Astor tocaba en Tucumán 676, yo cantaba en La Botica del Angel. Recuerdo que un día se enfermó y me vinieron a buscar para cubrir un espacio que a la gente podía interesarle por lo novedoso que yo podía aportar. Cuando se anunciaba que no iba a estar él y me presentaban a mí, había gente que se iba y otra que se quedaba. Pero sólo una vez nos encontramos en un concierto. Fue en la isla de Creta, en 1981, cuando fuimos contratados para un festival en el que Astor tocó el Concierto para bandoneón y orquesta”. La limitación de no haber trabajado nunca junto al bandoneonista explica las dificultades que la cantante tuvo para adaptar su voz al oratorio. “Hay momentos en los que el registro de la obra me toma la famosa nota de pase y se me hace dificultoso”, admite.
–¿Por qué aceptó cantarla entonces?
–Porque me importa mucho lo que la obra cuenta. Esto logró que pudiera sobrellevar las dificultades. Probablemente venga una cantante que lo haga 400 veces mejor que yo o que Amelita, pero lo que importa es lo que expresa cada uno y, sobre todo, que en esa interpretación esté presente el espíritu del autor que la escribió, con ese lenguaje tan particular y único.
Y Horacio Ferrer completa: “Barenboin dice que la música está muerta hasta que alguien la toca. Es como el teatro, las obras que no se representan no existen. Entonces, toda vez que se toca a Piazzolla, se lo hace vivir en la música”.

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