Mar 30.12.2003

ESPECTáCULOS  › LA OPINION DE AQUELLOS
QUE NO VIVEN PENDIENTES DE LA TELEVISION Y SUS MODAS

Aunque usted no lo crea, hay más que “Resistiré”

La idea fue producir un balance ejercido desde afuera, con la mirada de escritores, cineastas, psicoanalistas, sociólogos, personas ajenas a “la tendencia” y al micromundo de la pantalla chica: qué vieron en la tele los que la miran con ojos extrañados.

Por Julián Gorodischer y Emanuel Respighi

La mirada desacostumbrada ve mejor y en perspectiva. Y derriba el tótem: basta verlos criticar a Resistiré con la impunidad del hereje. Para algunos de los novelistas, cineastas, psicoanalistas, sociólogos consultados por Página/12 para este balance atípico de lo sucedido en 2003, ese fervor por la trama de una tira se pareció, sobre el final del año, a una religión. Ellos prefieren ver el año televisivo que pasó como una suma de pequeñas tragedias: la del programa “de culto” que dejó afuera al resto, la del noticiero que fomenta el pastiche en un solo bloque, la de la ficción que cita películas y libros pero borra las comillas. En 2003, Nicolás Casullo destaca la ficción de Adrián Caetano, pero Graciela Taquini protesta por no haber podido engancharse con el monotema de la temporada, la pasión según Resistiré. Carlos Ulanovsky y Germán García prefirieron mirar durante horas el programa de chimentos como radiografía antropológica, y descartaron las historias sobre locos de Sol Negro –según dice García– “rescatadas de un manual del siglo XIX”. Jorge Polaco se indigna contra un desolado 2003 televisivo, y Marcelo Birmajer se reconoce como el mayor enamorado de los villanos Leonarda y Andrés, de Resistiré, a quienes les creyó cada matiz del ser perverso. Todos reclaman otro manejo de las noticias. Todos, eso sí, reconocen un cambio en los modos de narrar en la ficción.
- Nicolás Casullo (profesor en Ciencias de la Comunicación, UBA): “Más que criticar, marco ausencias”
¿Lo mejor del año que pasó? “Primero con Tumberos y después con Disputas, lo importante es ver cómo se abre una huella en la TV. Cómo se puede encontrar una experiencia estética de avanzada, es decir, el sueño del arte: plantear algo diferente al resto aunque sea por diez segundos. Se avanzó en el rubro de teleteatro –dice–, con Resistiré que, aunque no rompió formalmente con un estilo televisivo, sí planteó una serie de cosas que se alejan del naturalismo-realismo tan repetido.”
¿Y lo que menos le gustó? “Hay un seguidismo del núcleo central de la información –dice– que aporta a la barbarie. En un año donde aconteció una guerra, no hubo programas que lo analizaran en términos reflexivos. Habría que imaginar cómo constituir un espacio que no sea el de lo inmediato y de rating alto. Aun en el cable hay escasa posibilidad de pensar en otra cosa que no sea el notición.”
- Juan José Campanella (director): “Vayan a laburar, atorrantes”.
“Lo mejor: Los simuladores. No sólo por su calidad en sí, sino por probar que el tiempo (de rodaje, de escritura, de planeamiento y de maduración) es lo más rentable y exitoso. En una televisión en donde producir parece ser el arte de abaratar costos, Los simuladores con sus 10 días de grabación y siete mil puntos de rating puede marcar un cambio. Lo peor: los quintos carbónicos de PNP. Programas parásitos que se basan en mostrar videos de otros programas, enmarcado por comentarios propios de ingenio escaso. ¿Puede ser que a ningún “humorista” se le ocurra una idea propia? Diría mi abuelo: “Vayan a laburar, atorrantes”.
- Germán García (psicoanalista): “Las comillas se olvidan siempre”
“¿Lo mejor? Me gustó Televisión registrada, que llama la atención sobre cierto valor de síntoma social, como cuando uno escucha analíticamente y empiezan a salir contradicciones, mentiras evidentes, cosas que al aislarse hacen saltar su valor de discurso caduco. También vi muchos programas de chimentos, porque informan directamente sobre la configuración de cierta cabeza ciudadana, lo que la gente llama familiar.” ¿Y lo peor? “Me parece calamitoso el montaje de las noticias argentinas: pasar de una información internacional a un crimen en Villa Caraza, con la lógica de la noticia de pueblo. Siempre vi algún capítulo de Resistiré o Sol negro, y no encontré las innovaciones que marcan los comentaristas. Los veo como pastiches de alta cultura en un formato de divulgación. Se toman restos de la alta cultura, hallazgos formales, y se los populariza: pero eso no es una invención. Hay una tendencia a cortar los puentes para apropiarse de un discurso: las comillas se olvidan siempre.”
- Fernando “Tete” Quiroz (ex jugador de fútbol y actual técnico de Huracán): “¿Hay muchos programas más interesantes que los partidos de fútbol?”.
“Casi no veo TV. Me gustaría ver más programas educativos o instructivos, como documentales. Pero está claro que ese tipo de programas no dan el rating que pueden obtener los canales con telenovelas como Resistiré o Soy gitano. De la TV actual no me enganchó ningún ciclo. No me gusta estar pendiente de un horario. Probablemente porque no me atrajo ningún ciclo. Lo que rescato son los programas periodísticos porque me interesa saber qué pasa. Por eso miro seguido Televisión registrada, que es un programa muy bien hecho y que de algún modo refleja cierta realidad argentina. Pero por lo general prendo la tele para ver partidos de fútbol de cualquier lugar del mundo, que es lo que me interesa por gusto y trabajo. Además, ¿hay muchos programas más interesantes que los partidos de fútbol? Pero hay algo que tengo claro: lo peor de la tele son los programas de chimentos. Si fuera por mí, los sacaría a todos del aire.”
- Marcelo Birmajer (escritor): “Yo rescato a los villanos”.
“¿Qué fue lo mejor del año? Seinfeld, otra vez, porque lo vuelvo a ver siempre, porque es un verdadero exponente de cómo hacer una serie con talento. Lamentablemente ya no pudo verse Todo x 2$. Pero destaco las actuaciones de Tina Serrano y Claudio Quinteros para componer a Leonarda y Andrés en Resistiré. Ella logró que resultara verosímil que podía seducir a cualquier joven. Fue sexy y consiguió que su condición de femme fatale fuera innegable. Andrés fue el mejor villano que se logró en la televisión argentina”.
“¿Lo peor? Resistiré estuvo un poco inflada, pero acá se infla todo. El mejor ejemplo es recordar a Gasoleros. A mí me gustaba, pero cuando se ponía a hablar la prensa era insoportable. Más que destacar un programa, yo lo que tomaría de Resistiré es a sus villanos.”
- Carlos Ulanovsky (periodista y flamante director de Radio Ciudad): “La bizarría de Indomables”.
“Si, como fue mi caso, no te enganchabas con Resistiré o de última con Soy gitano, te quedabas afuera, te perdías mucho. Tampoco fui consecuente con Son amores o Costumbres argentinas: me resultaba sencillísimo traicionarlos con Indomables y su deliciosa sección La televisión que nos da de comer, o esperando a una de las revelaciones del año con qué bizarría me iba a sorprender esa noche el Mini. Ese programa fue muy bien conducido por Pettinato. Otra revelación: el médico jefe de E-24. Me gustó mucho también el año de Los simuladores, que se merecieron todos los premios obtenidos. Pero lo más auténtico en mi caso es el zapping, ir de allá para acá, de acá para allá, construyendo mi propia programación y enganchándome cada tanto con alguna película, con algo de Film&Arts o Canal (á) y fútbol, mucho fútbol, de cualquier país.”
- Graciela Taquini (curadora de arte): “Imiten a Ally McBeal”.
“¿Lo mejor de 2003? Prefiero expresar un único reclamo. No vi nunca Resistiré...; estas cosas pseudoeróticas me parecen tontas. No creo que exista un teleteatro nacional no convencional, y para eso basta ver productos estadounidenses como Ally McBeal, donde se detecta una originalidad que acá no existe: el final de una temporada, por ejemplo, resuelto en una canción. A las ficciones argentinas se les notan los hilos, todo es muy grasa, todo es mersa... Y es un problema de los guionistas y de los productores que no piensan buenos argumentos ni son dialoguistas a lo Woody Allen o Norah Ephron. Lo que me quedó fue alquilar DVD.”
- Jorge Polaco (director): “El espectador, cual nuevo Ulises...”.
“¿Por qué otro año más nos castigás tanto culturalmente, televisión?, ¿por qué invadís nuestros gustos, nuestra privacidad? ¿Dónde comienzan esos grandes ideales y hasta cuándo estas gigantescas inmoralidades? Hablar de la TV es como hablar de la familia. A mí me pasa lo mismo que a usted: aunque uno rezongue siempre vuelve a ella. ¿Por qué insisten tanto y tan demagógicamente haciendo programas costumbristas, caricaturizando la realidad social bajo una aparente libertad de expresión?... Un director de cine, se supone, debería producir cierta conmoción con su obra, de tal manera que pudiera poner en cuestión este mundo chato y corroído en el que nos movemos, pero si intentara hacerlo, sería considerado un ser blasfemo... La TV de 2003, más que kitsch, fue cursi. El kitsch es más ingenuo y el cursi es perverso. Voyeur al fin, el espectador con ojos acostumbrados se esfuerza, cual nuevo Ulises, para no sucumbir...”
- Horacio González (investigador): “La televisión acentuó su estilo dominante”.
“Esta vez no se vio nada parecido a Todo x 2$, que extremaba la parodia, el festín de signos y hacía una absurda ensalada con los nombres familiares. Yo diría que la televisión acentuó su estilo dominante, que es la parodia (a eso la lleva la idea de que el tiempo siempre es escaso), pero lo dedicó a examinarse a sí misma. Sus ‘mejores momentos’, sus pifias, sus compendios de lo que ocurrió en el backstage con visión irónica, es una materia prima cada vez más solicitada por ella misma. El asombro juguetón o analítico por su propia existencia la puede enclaustrar en una corporación autorreferencial. En tanto, sus exploraciones hacia una sociedad desarticulada y violenta por un lado la llevan a una cámara omnisciente captando tiempos pastosos (banalizar lo que ocurre en un quirófano). Y por otro lado, a una ficcionalización extrema que explora las razones del crimen o la revuelta, haciéndose tumbera. Pero como allí yacen las raíces de la actuación, sería importante sacar más amplias consecuencias de ese realismo ocultamente moralista, así como no siempre el exceso de parodia da mayor lucidez.”

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