Después del asesinato del líder espiritual de Hamas, Ahmed Yassin, el número dos de ese grupo armado, Abdelaziz Rantisi, declaró que “la guerra está abierta” con Israel. Mientras, la comunidad internacional condenó el asesinato de Yassin. La excepción fue Estados Unidos, que pidió calma a israelíes y palestinos pero no condenó la ejecución.
Los gobiernos árabes, entre ellos los de Egipto, Kuwait, Jordania, Líbano, Irak y Yemen, calificaron la muerte de Yassin como un “crimen terrible”. La Comisión Europea (CE) condenó las “ejecuciones extrajudiciales”. Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea (UE) para la política exterior y de seguridad común, Javier Solana, advirtió que el asesinato de Yassin “es una mala noticia para el proceso de paz”.
Para el premier británico, Tony Blair, “lo que ocurrió es claramente un paso atrás en el proceso de paz de Medio Oriente”. En tanto, el vocero de la Cancillería rusa, Aleksandr Iakovenko, dijo que “Moscú teme que otra explosión de violencia pueda minar los intentos de los mediadores internacionales del cuarteto (Estados Unidos, Rusia, la UE y la ONU) por reanimar las negociaciones israelí-palestinas”. Por su parte, el vocero del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, sostuvo que “la Santa Sede se une a la comunidad internacional en la condena de este acto de violencia que no se puede justificar en un estado derecho”.