Vie 21.05.2004

ESPECTáCULOS

La realidad artística, vista desde los márgenes

arteBA apuesta a lo alternativo con el Proyecto Red, que le da dinamismo y color.

Por Sandra Chaher

“Cuando vi las obras ganadoras me di cuenta de que eran todos proyectos utópicos: deseaban cambiar la realidad, expresaban deseos, habían logrado crear un sistema que se abría a otras realidades”, señala Ana Martínez Quijano sobre el espíritu de Proyecto Red, el espacio para los artistas emergentes en arteBA 2004. Martínez Quijano, crítica de arte, es la coordinadora de este concurso que se realiza por primera vez en la feria y tiene su génesis en la propuesta Nuevas tendencias y espacios alternativos que se hizo hasta el año pasado. Quijano convocó a un concurso abierto “a colectivos e individuos, jóvenes y viejos, de todo el país, un llamado sin fronteras, porque estaba impresionada por el proceso de muchos artistas ante el fracaso institucional que significó la crisis del 2001: se autogestionaron y mostraron una energía y talento que sorprendía en medio del derrumbe”.
De los más de 400 trabajos enviados, fueron seleccionados seis colectivos y dos individuales, que ocupan 8 stands de la feria. Quijano fue una de los jurados, junto con Jorge Gumer Meier y Valeria González. “El criterio de selección, además de la calidad, tenía que ver con que fueran personas o grupos sin respaldo del mercado, porque el objetivo del proyecto es ampliar el circuito de legitimación del arte, que está muy cerrado; que trabajaran en red; y, desde lo estético, que supieran cómo aprovechar los 25 m2 que tenían para montar las obras.”
Así quedaron seleccionados los colectivos Sonoridad Amarilla, La Re-colección, La Estampa, Eloísa Cartonera, la Universidad Nacional de Arte Contemporáneo (UNAC), el Proyecto Venus y los artistas Miguel Mitlag y Sebastián de Ganay. Sonoridad Amarilla, un grupo que hace rato tiene un espacio físico y trabaja con artistas, está mostrando una “biblioteca” en la que los volúmenes se dividen por colores de acuerdo a la técnica utilizada y sólo son reconocibles por números. Se puede agarrar cualquier volumen, abrirlo (el tamaño es considerable porque dentro hay una obra de arte, no un libro) y se accede a una obra pero no al nombre del autor.
La Re-colección es una propuesta subversiva desde su origen hasta su llegada por primera vez a la exposición pública en arteBa 2004: se trata de las obras que, como hobby, hacen los montajistas del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y cuelgan en su oficina. Con el tiempo se sumaron artistas amigos, recibieron donaciones y constituyeron una especie de “galería paralela” que funciona en el subsuelo del museo. La Estampa es el nombre del taller de plástica de las presas de la cárcel de Ezeiza. El “arte tumbero” que puede verse en arteBA son conitos de papel de diario –una de las típicas formas de hacer arte dentro de la cárcel– que conforman figuras. Eloísa Cartonera es una propuesta que ya tenía bastante prensa antes de su llegada a la feria: un grupo de artistas plásticos y escritores se juntaron con cartoneros y armaron esta editorial que publica textos inéditos de Ricardo Piglia o César Aira por 6 pesos, entre otras obras. La UNAC es una universidad ficticia que a lo largo de la semana de la feria dictará cursos (y emitirá certificados de asistencia) con el objetivo de reflexionar sobre distintas cuestiones del arte. Y el Proyecto Venus, integrado por más de 400 artistas y liderado por Roberto Jacoby, propuso tener su propio canal audiovisual sobre arteBA en el que se emitirán las “luces y sombras” de la misma: desde el galerista mejor vestido hasta la obra que se cotiza más alto.
Miguel Mitlag presentó Patio Interior, un espacio en el que se amontona... de todo, como dentro de una casa o de nosotros mismos. Y Sebastián de Ganay montó Piqueteros: troncos de madera en los que expuso como ideas la represión y la rebelión urbana. Otros dos proyectos individuales recibieron menciones del jurado y pueden verse cerca de los stands principales de Proyecto Red: la Caja Azul, de Pablo Guiot, que hará una obra en vivo expulsándola al exterior por una ranura, a cambio de un pago por la misma; y el video Cada ver es exquisito, de Ruy Krygier. Pero además, en distintos espacios de la feria pueden verse intervenciones de artistas que son parte de las propuestas que concursaron: desde los grafittis en uno de los bares hasta pequeñas obras en stands o lugares de paso.
Los “artistas emergentes”, como se llama a los no consagrados (aún), coparon de alguna manera la feria y le imponen ritmo y color a la solemnidad de las puestas de las grandes galerías. “Son la sal y pimienta de las ferias –concluye Quijano–. Los coleccionistas los buscan tratando de descubrir al nuevo Van Gogh o Basquiat.”

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