ESPECTáCULOS
› DJ’S, SPONSORS Y CELULARES
Caminata electrónica
› Por Roque Casciero
Caminar: ahí estuvo la clave del Buenos Aires Urbano Electrónico del sábado pasado. Pensado como una mezcla entre una rave institucionalizada (con muchos y poderosos sponsors) y un festival con lo más electrónico del mapa rockero (Massive Attack, Rinôcérôse, un Depeche Mode como DJ), de a ratos el evento se transformó en una gigantesca peregrinación de miles de jóvenes sin rumbo aparente, que buscaban de manera desesperada “el” lugar y “el” dj o artista que lograra ponerlos en órbita. Caminar, entonces, de una carpa inmensa hasta un gimnasio semivacío, por las bien aprovechadas instalaciones del Club Ciudad de Buenos Aires. Y entre caminatas, algunas paradas estratégicas para la música.
Parada 1: Imágenes soviéticas en las pantallas, house poderoso en los parlantes, largas colas para comprar bebidas energizantes. Así era el panorama en la Super Arena, de frente al escenario principal. Cuando sonaron las últimas notas de Massive Attack fue como si la carpa vecina hiciera un viaje en el tiempo: Human League trasladó a los más sintéticos años ’80 a quienes los miraban como a un dinosaurio de juguete perdido en la infancia. ¿Nostalgia o viejazo? En camino hacia la Super Arena, un trayecto corto sobre barro obligaba a perder el miedo al ridículo, aunque algunos nunca lo habían hospedado: desde el freak desorbitado que andaba en cueros para que se vieran sus piercings –a pesar de que la temperatura no llegaba a los dos dígitos–, hasta la chica con alitas de mariposa, el punto era llamar la atención. Sin el colorido de Creamfields, claro: no es lo mismo el fin del otoño que una buena noche de primavera.
Parada 2: Antes de Massive Attack, en el escenario principal los Miranda! confirmaron su buen momento, aunque debieron acortar su set por cuestiones de horario. Los franceses Rinôcérôse arrancaron muy rockeros, con guitarras distorsionadas, y terminaron en un pico house que estuvo entre lo mejor de la noche.
Parada 3: Apenas la figura de empleado de banco de Andy Fletcher se intuyó tras las bandejas, se hizo insoportable estar dentro del Hide Stage, un gigantesco galpón adornado con televisores de plasma. El tecladista de Depeche Mode saludó y la respuesta fue de recital de rock: ¡hasta hubo un par de fans con banderas! Pero el apretujamiento era tal que nadie podía bailar, que era el propósito durante un set de electro. Afuera, las promotoras de ensueño se refugiaban cerca de un stand de hamburguesas.
Parada 4: En el Ciudad hay un estanque con una isla, aprovechada para una carpa vip y otra para el público, donde Herbaliser contagió en un DJ set a pleno hip hop. También hay un gimnasio (D+D, FC Kahuna), frente al cual Diego Arnedo posó abrazado a varios fans de Divididos mezclados entre la marea electrónica. Las cámaras digitales y los celulares que toman fotos fueron los fetiches del evento, igual que los gorritos coyas. Esa sí que es Argentina.