ESPECTáCULOS
› RADIO DE LA CIUDAD RENOVO LA PROGRAMACION Y EL ESTILO
Y llegaron las tertulias radiales
La radio porteña implementó diversas modificaciones en su grilla. La más novedosa es la que, cuatro veces al día, reúne frente al micrófono a distintos conductores: allí se cruzan y discuten, como si estuvieran en un café.
› Por Cristian Vitale
Enmarcada en la revalorización de lo público y sujeta a la tensión de producir contenidos no comerciales y construir audiencia, Radio de la Ciudad (AM 1100) renovó su programación, eliminó las coproducciones y está implementando diversas estrategias comunicacionales, como la creación de un pequeño multimedio con el canal de cable Ciudad Abierta o la idea de “regionalizar” la emisora. “Buscamos que la radio se convierta en lo que su nombre dice y que la gente no pueda dejar de escucharla, por los servicios y la información que le brinda”, destaca el periodista Carlos Ulanovsky, ahora director de la emisora. La nueva programación tiene como epicentro un formato casi sin precedentes en la historia radial argentina: la tertulia. En medio de los cuatro segmentos informativos del día (a las 6, a las 9, a las 14 y a las 17), distintos conductores (Quique Dupla, Mario Wainfeld, Jorge Dorio, Diego Bonadeo, Graciela Mancuso, Adrián González, entre otros) se cruzan a su turno en debates acerca de los temas del día, como si estuvieran en un café, con sonido ambiente y todo. “Es algo plural, por lo polémico. Es tratar de representar el colorido de la ciudad que se da en cualquier bar, pero en la radio”, sostiene Claudio Vívori, miembro del equipo de “consulta permanente” de la dirección.
“El género me gusta desde años. Evaluamos todos los programas y armamos seleccionados para que participen en ellas”, dice Ulanovsky sobre la manera de instrumentarlo. El cambio suscitó algunos inconvenientes, como la eliminación de tres coproducciones, pero en general derivó en la renovación de todos los contratos y en una aguda reorientación de contenidos, con las tertulias como espina dorsal y momentos de transición “distendidos” entre ellas. “La coproducción es un sistema que dañó a la radio en general. Como ésta se ha convertido en un negocio chiquitito –sólo el 12 por ciento del total de la torta publicitaria– ya no se pagan los mismos sueldos de hace diez años y entonces se coproduce. Pero nosotros las eliminamos igual, aunque no sin problemas, y les dimos oportunidades a profesionales de la casa que nunca habían tenido un rol protagónico. Por ejemplo, hay un locutor que sabe mucho de poesía... bueno, al programa de literatura”, comenta Ulanovsky.
Otra idea fuerte que marca el nuevo lineamiento tiene que ver con “regionalizar” los contenidos de la emisora, un lugar ventajoso en medio de un mercado saturado por “la noticia del día”. Vívori es claro al respecto: “Se trata de revertir el flujo de la información... la idea es darle mayor prioridad a lo que pasa aquí. Y disparar discusiones conceptuales con, por ejemplo, la Ley de Convivencia Urbana”.
Creada en 1927, con el objeto de transmitir música lírica desde el Teatro Colón, los directivos destacan las trasmisiones en vivo desde el Teatro –con la conducción de Diego Fischerman– todos los sábados a la noche, en dúplex con la 2x4. “También estamos tratando de transmitir obras de teatro en directo, como pasaba hace décadas”, se entusiasma Ulanovsky. La Once Diez aún sufre los efectos de aquel polémico decreto de Carlos Menem que traspasó la vieja y muy importante frecuencia (710) a Daniel Hadad, en 1995. Que Radio Diez sea la AM más escuchada tiene que ver, en parte, con aquella movida no exenta de maniobras tramposas entre ambos personajes de la década del 90. Es un secreto a voces que la frecuencia 1110 llega con deficiencia a algunos lugares de Capital, pero un muy quimérico regreso al antiguo dial excede las posibilidades de la dirección. “Jurídicamente estamos imposibilitados de recuperarla”, se resigna Vívori. “La única opción de aumentar el alcance es trasladar la planta de transmisión desde el Dique de Luján hasta la ciudad. Igual, sería ideal que se entendiera que a esta radio se le ha cometido un despojo histórico, que tiene formas de repararse.” El despojo al que alude Ulanovsky dispara toda una discusión acerca de los medios de comunicación públicos. “La tradición aquí es que los medios del Estado son gubernamentales y no es así. Nosotros reafirmamos la idea de lo público, porque nos parece estratégico en un mercado comunicacional concentrado”, opina Vívori. El autor de Paren las rotativas subraya: “Esta radio es como una metáfora de lo que pasó en el país... hubo una concentración brutal de la riqueza y en la radiofonía ocurrió algo parecido”.
El debate motiva la intervención de los otros dos integrantes del equipo: Marcelo Manuelle (encargado de la parte informativa) y Martín Zabala (jefe de producción). “La concentración de medios en la Argentina no sólo atentó contra los medios públicos –interviene Manuele–, sino que también implicó diferenciaciones entre las radios privadas... Splendid y El Mundo no son lo mismo que la Diez, porque no tienen un multimedio detrás destinado a apoyar un proyecto económico. La diferencia es que nosotros, más que rating, buscamos una rentabilidad social y cultural.” Y Zabala introduce el álgido tema de las mediciones, que traduce como “método monopolizado de medición de audiencia”. ¿Quién marca los parámetros para definir cuál es la radio que más se escucha?, se pregunta, y motoriza una serie de preguntas inequívocas. ¿Por qué siempre las radios públicas aparecen últimas en el rating?... ¿Qué pasaría si la Diez estuviera en la Once Diez y nosotros en aquella frecuencia?... y una sola respuesta en boca de Manuelle: “Yo creo que seguiría midiendo mejor la Diez, porque hay otros intereses en juego”.
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