ESPECTáCULOS
› HALLMARK ESTRENA “HITLER: EL ASCENSO DEL DIABLO”
“Usó la histeria colectiva”
Robert Carlyle, que protagonizó a Hitler, explica en esta entrevista cómo compuso el personaje y qué conclusiones sacó.
› Por Emanuel Respighi
“Lo único que se necesita para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada al respecto.” La frase, perteneciente a Edmund Burke, sirve de presentación de Hitler: el ascenso del diablo, la miniserie que emitirá Hallmark que se podrá ver el lunes a las 22. Estrenada hace unos meses en Estados Unidos, la serie que se dedica a repasar la vida de Adolf Hitler llega ahora a la Argentina desdoblada en dos capítulos de dos horas de duración cada uno, que se emitirán en continuado. La primera parte de la superproducción explora los primeros años de vida del dictador hasta su regreso como cabo de la Primera Guerra Mundial, mientras que la segunda mitad indaga la parte más conocida y cruel de Hitler, ya erigido al frente de la Alemania nazi. La serie, dirigida por Christian Duguay, fue galardonada con dos premios Emmy a la mejor dirección de arte y edición de sonido, y pese a su calidad visual y técnica, muchas cadenas de televisión decidieron no emitirla con el extraño argumento de que podía “influenciar negativamente a la juventud”.
Rodada en escenarios reales de Alemania, Praga y la República Checa, Hitler... es una miniserie histórica que se dedica a repasar detalladamente el ascenso de una de las figuras más crueles de la humanidad. Lo interesante de la propuesta de Hallmark es que cuenta los años menos conocidos –los que van desde su infancia hasta su ingreso al ejército alemán– de quien se transformaría en el asesino intelectual de seis millones de personas. En la miniserie de origen estadounidense/canadiense, Hitler es interpretado por Robert Carlyle (Trainspotting, Full Monty, La playa). “La interpretación fue psicológicamente agotadora”, confiesa el actor escocés en la entrevista exclusiva de Página/12.
–¿Cómo se preparó para interpretar a Hitler?
–Obviamente, hay tanto material de investigación, libros, documentales, un caudal impresionante de material. Lo interesante es que estamos lidiando con un período que está más bien indocumentado. Estamos hablando de antes de la Primera Guerra Mundial, alrededor de 1922, un momento desconocido sobre Hitler. En segundo lugar, traté de imaginarme cómo interpretar a este sujeto. En cada escena hay que ser cuidadoso de no dar la impresión equivocada.
–¿Qué quiere decir con “no dar la impresión equivocada”?
–No debés volverte loco con el personaje, ni tampoco caminar por una línea muy fina. Si he hecho bien mi trabajo, a mi gusto, entonces estaremos viendo a una persona, un ser humano que es un individuo hueco. Los arrebatos, las iras, los planes y esas cosas son cuestiones externas. Pero realmente no hay demasiado que venga de dentro de este sujeto. Este papel es el más agotador que he filmado. Nunca antes había interpretado a una persona real, caminando por los mismos sitios por donde anduvo Hitler.
–La serie comienza con una cita de E. Burke en la que responsabiliza, en parte, al pueblo alemán por el surgimiento y desarrollo del nazismo.
–Pienso que no había muchos hombres de bien en ese momento. Había hombres de bien intentando hacer algo, pero no eran suficientes. Fue abrumador. La marea fue abrumadora al final, la histeria colectiva había tomado el control en ese país. Por el tiempo en el que dejamos la historia, alrededor de 1933, el pueblo alemán, o por lo menos la mayoría, estaba a cargo de algo terrorífico, y yendo de la mano con ello, así que los pocos hombres de bien fueron desapareciendo. ¿Quién lo sabe? La gente podría haber hecho las cosas de un modo distinto, o al menos intentarlo. No se puede culpar a todos en Alemania por lo sucedido, pero ciertamente hubo mucha gente alrededor de Hitler anteponiendo sus propios intereses, pensando que este sujeto los protegería. Las clases altas, particularmente, aterrorizados de la revolución, viniendo del Este, buscaban salvaguardar su dinero y pensaron que podían controlar a este sujeto.
–La miniserie levantó críticas antagónicas. Muchos, incluso, hasta esbozaron que el programa “humanizaba” a Hitler...
–Yo tengo un respeto total por, ya sabe, los sentimientos de la gente y esas cosas, y puede ser que haya gente que se moleste por haber hecho esto, y hay otros que tengan preocupación de que uno vaya a idolatrar a este sujeto o a hacerlo humano de algún modo. Puedo entender eso hasta cierto punto, y luego me enojo pues me digo, ¿honestamente piensan que yo tomaría parte en algo por el estilo? ¿Qué piensan que soy? Nunca tomaría parte en nada que pueda idolatrar o simpatizar con este hombre. Y pienso que una vez que la gente lo vea, lo comprenderán. No hay nada, absolutamente nada que reivindique a este hombre. Nada.
–¿Por qué aceptó interpretar la vida de un hombre que, por su lugar en la historia de la humanidad, era obvio que iba a generar todo tipo de críticas?
–Absolutamente pienso que ésta es una pieza muy importante para hacer. Pienso que merece ser vista pues a mí me sorprendió, incluso cuando firmé para hacerla, no me di cuenta de que nunca antes había sido hecha, que este período de su vida nunca había sido hecho, nunca había sido filmado. Así que desde esa perspectiva, es fascinante, y la gente debería interesarse en ello, simplemente para demostrar que este sujeto era... no hay dudas de que era un sujeto desarraigado, no hay dudas de ello. Pero él caminó entre nosotros. El era carne y sangre y él respiraba. Y es vital que veamos e identifiquemos de dónde vino y qué sucedió. Así que eso es muy importante.