ESPECTáCULOS
› “REBELION”, UN DOCUMENTAL DE FEDERICO URIOSTE SOBRE LOS DIAS DEL CORDOBAZO
Aquel estallido que inauguró toda una era
A 35 años del suceso que marcó un momento inédito de politización y decisión de tomar la calle, la película ofrece imágenes ya conocidas, pero también inéditas. La vaca verde, en tanto, investiga el auge y caída de la explotación de la yerba mate.
› Por Horacio Bernades
Vestidos con sus overoles, los obreros marchan encolumnados rumbo a la plaza Vélez Sarsfield, en el centro de la ciudad de Córdoba. Junto con grupos de estudiantes manifiestan en las calles, hacen barricadas, prenden fuego a algún auto. Y también al Casino de Oficiales del Ejército y a ese centro de reunión del bacanaje mediterráneo que es la Confitería Oriental. A la caída de la noche la ciudad queda a oscuras –gentileza de los muchachos de Luz y Fuerza– y entonces aparecen jóvenes armados en las terrazas, mientras se oyen tiros y la policía no sabe para dónde disparar, literalmente. Llegada la mañana se recupera cierto orden, pero las calzadas se presentan llenas de llantas quemadas, restos de barricadas, esqueletos de autos carbonizados. Es allí cuando llegan los jeeps y camiones militares, de donde baja la milicada armada, anunciando una nueva fase del combate entre sectores populares y las fuerzas de represión.
Todo eso no está ocurriendo ahora, aunque las imágenes tienen una urgencia, inmediatez y claridad que llevan a pensar que sí. Tampoco se trata de una película de ficción. Y sin embargo, por su intensidad y la precisión de su progresión dramática, lo parece. Durante los tres cuartos de hora que constituyen su corazón y razón de ser, Rebelión logra narrar el Cordobazo como si estuviera sucediendo en este momento, reconstruyéndolo piedra por piedra, adoquín por adoquín, asamblea por asamblea. La gente que habla a cámara son sus protagonistas, los dirigentes sindicales que lo gestaron y los testigos directos, periodistas e historiadores. Todos ellos estuvieron allí entre el 29 y el 31 de mayo de 1969, cuando estalló esta insurrección popular cuyo sólo nombre tiene la resonancia mítica y heroica que sólo unos pocos acontecimientos históricos llegan a adquirir.
Es oportunísimo el estreno de este documental de Federico Urioste, días más tarde de cumplirse los primeros 35 años del estallido insurreccional que tuvo en vilo a la dictadura militar de Onganía. El Cordobazo marcó el momento de mayor madurez, politización y decisión de tomar la calle, por parte de amplios sectores populares en la Argentina. Fue la chispa que más tarde volvería a encenderse en levantamientos semejantes, desde el Tucumanazo hasta el Viborazo, pasando por el Rosariazo. Tiempos en los que la voluntad política sólo podía estimarse recurriendo a aumentativos. De las imágenes que muestra Rebelión, algunas ya han sido vistas y revistas, como esa de la policía montada reculando ante las pedradas de los manifestantes. Pero la mayor parte de ellas resultará nueva y sorprendentemente vívida, gracias al notable trabajo de investigación del equipo comandado por el realizador, que prácticamente requisó archivos oficiales, privados y de los canales de televisión.
Con un Agustín Tosco recuperado en imágenes de archivo (murió en la clandestinidad, durante la última dictadura), otros dirigentes de primera agua sí aparecen en vivo aquí. Como el comunista Jorge Canelles, de la Uocra, o el discutido dirigente vandorista Elpidio Torres, del Smata, que en un postrero gesto de arrogancia (ambos fallecieron, poco después de su participación frente a cámaras) dice ser “uno de los autores del Cordobazo”. Lamentablemente, la extraña decisión de no identificar a cada testimoniante mediante el clásico videograph obliga al espectador a esperar hasta los títulos de cierre para enterarse (o adivinar) quién era cada uno. Algo semejante sucede durante la primera media hora de película, cuando la imagen congela, en un momento dado, sobre el dirigente de las FAP Envar “Cacho” El Kadri: quien no lo conozca se quedará en ayunas.
Lejos de ser perfecta, Rebelión se toma una larguísima media hora para narrar –acudiendo a un off tan omnisciente como declamatorio– la historia de la Argentina moderna, desde la caída de Yrigoyen hasta el onganiato, y sobre el final intenta ligar el Cordobazo con la actualidad, mediante una larga y previsible coda. No son esos fragmentos los que hacen de Rebelión un documento de primera agua, sino aquellas otras imágenes contenidas en su carozo central. Ese en el que un acontecimiento de hace más de tres décadas se vive con el corazón en la boca, el pulso latiendo fuerte y la conciencia súbitamente acicateada.