ESPECTáCULOS
› LOS DIBUJOS INTERACTIVOS BAJAN LINEA EN LA PANTALLA CHICA
Hay nuevos peligros animados
Se infiltran entre actores y conductores en una extraña convivencia. Los dibujos aparecen como la fórmula que encontraron los canales para pasar un chisme o para formular un editorial político con menor costo simbólico.
› Por Julián Gorodischer
Extrañas criaturas animadas invaden los programas para dialogar con los humanos. En pantalla se ve la escena imposible: el dibujo conversa, aconseja o tira a matar al famoso de turno con la impunidad de la caricatura. A veces, el dibujo es un gaste despiadado a las estrellas, y sale bien parado: como en TVR, donde el flamante sketch “La liga de la farándula” es una lección de cómo derribar mitos del espectáculo: Susana gorda, Tinelli bobo, y siguen las firmas. El nuevo dibujo interactivo es la forma que encontraron los canales para pasar un chisme sin culpas, o para formular un editorial político en las mañanas del Canal 26. Es, también, el modo de abordar “la cuestión gay” alardeando del estereotipo (en Los secretos de papá, por Canal 13). Para todos, rige el trazo grueso, la voz distorsionada y la expulsión del paraíso “cartoon”.
¿Por qué guionistas y productores eligen el dibujo? ¿Con los humanos no basta? A la mesa de opinadores de las mañanas del Canal 26 (de lunes a viernes, a las 10), conducidas por Antonio Fernández Llorente, llegaron estas criaturas animadas: retratos de Lula, Bush, Kirchner, Portal y el cura Farinello aparecen, en un costadito, como alucinaciones. Lo que más les gusta es pasar el chiste verde; se desatan, rompen las formas de la noticia, y no respetan ni la investidura presidencial o la sotana. El proceso es siempre el mismo: interrumpen el “speech” del Teto Medina o de Llorente y van subiendo el voltaje hasta hacer sonrojar o exaltar a los conductores. Como recurren a la parodia clásica (tomar un rasgo negativo) es de esperar que aparezcan De la Rúa dormido, Lula borracho y un Bush desalmado al que le refriega el hambre del mundo. Pero el Farinello erotómano y un Moyano vestido de policía parecen –a simple vista– los menos predecibles del catálogo.
“Les argumenté que era una forma de descomprimir el noticiero –dice Walter López, el creador de las caricaturas–; había que darles un recreo a los temas importantes. El dibujo (chato, en dos dimensiones, nada caro) interactúa con los panelistas, se burla de Llorente y sirve para generar opinión sin solemnidad. Pero nunca hace humor con la miseria o la desocupación; no sería correcto meterse con el drama argentino”. El tono procaz es el que mejor le sale, y provoca siempre la misma reacción en el Teto Medina: “Te fuiste al carajo”, le dice al dibujo. Walter López hasta puede idear una adivinanza a cargo de Farinello, que pregunta al resto de la mesa: “Qué es lo que entra seco y con olor a goma y sale mojado y con olor a pescado”. Las mañanas del 26 dan esas sorpresas. “Es divertido que un sacerdote cuente historias subidas de tono –justifica el animador–. Hasta ahora, la Iglesia no protestó”.
Si de pioneros se trata, habrá que buscar un iniciador en las seis temporadas en el aire de TVR (lunes y jueves a las 22, por América), aunque recién este año el dibujo toma rasgos más violentos, como exaltados. Fabián Gianola y Claudio Morgado hacen un silencio, dan paso al dibujo, y se ve a los famosos replicados por caricaturas que siempre los desfavorecen. En un capítulo reciente, Susana era una Mujer Maravilla encargada de combatir a “dinosaurios vivos”. Al sacarse el cinturón mágico, cambiaba de cuerpo: quedaba hecha una bolsa arrugada y anchísima. Si Tino y Gargamuza (los más veteranos dibujos del programa) gastaban verbalmente a los famosos, y la “Escuelita de los Famosos” los parodiaba a raíz de algún incidente semanal, la Liga es más frontal, abierta y despiadada, y sobre todo amplía los límites de la farándula hasta incluir a políticos, y otra vez al cura Farinello usando poderes sobrenaturales para combatir a seres extraterrestres. “Me gusta desenmascarar a los famosos para mostrar lo que en verdad son –dice Gabriel Marchesini, el padre de los monstruos–. Y no me importa que se enojen: se amplió el límite de tolerancia y ya nada parece escandalizar demasiado”. Marchesini diseña sus criaturas con un rasgo negativo predominante que las haga identificables a simple vista (Susana es gorda, Mirtha está arrugada) bajo la premisa de “no colgarles un cartel adelante como pasaba en las tiras de Dobal”. Su aporte es “haber combatido a los intocables”, esa raza que hace una década quedaba amparada por trayectoria o carácter de mito vivo. Para que la crítica sea legítima –dice el animador– la técnica debería ser casi perfecta: trazo y voces (aquí las de Carlos Russo y Estela Montes) que no dejen dudas sobre el famoso retratado y un tono que sólo fuera ofensivo cuando se percibe un feed back en el espectador. “La gente pensaba lo mismo, y se identificaron con nuestro planteo –dice Marchesini–. Nos aceptaron como somos y también a nuestros personajes. Ahora puede haber una saturación, pero lamentablemente no hay competencia a la altura. Yo prefiero adherir a criaturas que me gustaban y ya no están como ‘El Mono Mario’ (ex MuchMusic) o ‘Mercano el Marciano’ (ex MTV). Somos todos pibes con mucha voluntad”.
En otra línea menos salvaje, las flamantes neuronas animadas interactivas que aparecen en la tira Los secretos de papá (de lunes a viernes a las 21.30, por Canal 13) son la excusa perfecta para hacerse cargo de lo indecible: aconsejan al oído de Dady Brieva (Rubén Jilguero) y lo hacen dudar sobre si ser gay o ser macho. Una es celeste y habla con voz ronca; la otra es rosa y afectada. Los dibujos de novela, que llegan para captar al público infantil, extreman la machietta a un grado al que no se había animado ni el propio Dady, en la piel de un gay impostor con todos los tics de “la loca”. Alejandro Parysow, el animador, imaginó las neuronas como una vía para salir del costumbrismo, “una frutilla de la historia”, dice. “Cuando surgió la idea fue el típico recurso del diablo y el ángel –explica–. Un intento de ir más allá de la simulación del gay, para decir que la duda se le está metiendo en la cabeza. Una es rosa y la otra celeste por una convención. ¿Lo rosa es gay? No, claro, pero esto va más allá: es la parte femenina que todos tenemos adentro”.